que hubo un tipo
-hará ya cosa de
unos 2 mil y pico de años-
que cierta noche de mayo
tras haber transcurrido todo el puto día
bebiendo licores de alta graduación
y masticando peyote
en la grata compañia de
el bohemio grupito de zarrapastrosos malvivientes
cuyo trato frecuentaba
de pronto se puso de pie,
avanzó hacia el lago genesaret
-les gustaba perpetrar sus fechorías por aquella región de galilea-
y sin titubear un segundo,
echó a andar sobre el agua
sin el menor estremecimiento, sin hundirse siquiera un centímetro
-iba a poner "sin mojarse las faldas de la túnica",
pero ya se me hizo exagerativo-:
se fue pisando las pequeñas olas
que rizaban la superficie del agua
igual que si hubieran sido losas de mármol
del imponente templo de salomón
-o de basalto petrificado o de hierro fundido-
y se fue alejando sin apresurarse
hasta perderse en la niebla
pasados algunos minutos
otro del grupo también se puso de pie
escupió el último cascajo de peyote que guardaba en la boca
se lanzó tras las huellas del "barbas"
-así le decían de cariño-
y se hundió como piedra...
pero no se ahogó:
cruzó el puto lago a pie,
por el fondo
-una profundidad promedio de 45 metros-
hasta emerger en la orilla opuesta unas 6 horas más tarde
donde ya lo esperaba su camarada
con un cambio de ropa seca
y un churrote de maría recién liado
el siguiente en imitarlos
fue un jovenzuelo de complexión delgada
que se dijo "si ese par de putos lo hicieron
por qué no podría hacerlo yo igual"
y cruzó el lago sobre el agua de orilla a orila
no caminando, sino saltando a la pata coja
de los 3 o 4 que quedaron
del grupito original
uno repitió el truco del barbas,
otro fue a cogerse a una cabra y luego se quedó dormido
y los 2 restantes se fueron a seguir a los otros al lado opuesto del lago
bordeando por tierra la orilla hasta darle la vuelta
uno porque era reumático y el agua le jodía los huesos
y el segundo porque era poeta y medio maricón
la historia no retuvo ni siquiera el nombre
de ninguno de aquel grupito de malandros
-a excepción del barbas-
así como tampoco quedó constancia
de la forma en que cruzaron el lago
ni de lo que luego hicieron con su puta vida
-quizá ninguno de ellos tuviera
el carisma y el sex apeal del barbas
o una buena agencia de publicidad que los representara-
un tiempo después de aquel picnic lacustre
tomaron preso al barbas y lo ahorcaron
por haberse robado un par de guajolotes
del corral de una tal maría magdalena
-vecina de nazaret o algún otro pueblucho de mierda de por aquellos rumbos-
luego apareció un libro donde se difundía el rumor
de que el barbas había sido abducido por extraterrestres
pero esa es una maldita historia completamente diferente
y a mí ya se me acabó el peyote
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