taitanic

le vendí a un tipo que conocí en un bar de los ángeles
allá por el verano del 92
el boceto de una historia de amor que anoté en una servilleta de papel
-se me había ocurrido allí mismo, en el bar,
mirándole las tetas a una de las meseras-
donde una chica de la alta sociedad ya prometida en matrimonio
con el vástago de una influyente y acaudalada dinastía
conocía, en el transcurso de un viaje en trasatlántico
a un pillastre sin oficio ni beneficio
del cual se enamoraba perdidamente hasta el punto
de decidir entregarse a él aun corriendo el riesgo
de quedar expuesta al oprobio social y sufrir el rechazo
de todos cuantos conformaban su exclusivo entorno
y de tirar por la borda un brillante futuro de riqueza incalculable
a cambio de seguir el salvaje impulso de su corazón:
"podría utilizarse el viaje inaugural del titanic
-le dije al tipo, sentado a mi lado en la barra-
como trasfondo de la historia y hacer que al final
el chico muera por hipotermia en las heladas aguas del atlántico"
"te cambio la puta historia por una botella de jack daniels
-dijo el fulano, sacando un bolígrafo cartier laminado en oro-
pon tu firma en la servilleta y llamo al barman"
no me hice repetir aquella sugerencia
y cogí la pluma y estampé mi firma en el papel humedecido
mientras en mi fuero interno me decía:

"es increíble la cantidad de pendejos que puede uno encontrarse en esta ciudad"