remedios caseros para el corazón adolorido

tengo junto a mi cama
sobre una caja de cartón que me sirve de mesita de noche
un pequeño recipiente de plástico
con una etiqueta donde dice
"pomada de extracto de peyote reforzado con marihuana"
y que contiene un mejunje amarillento con olor a meados y contextura cremosa
del que la mujer que atendía el puesto del mercadillo donde lo compré
me dijo que después de untarme un poco donde me doliera
lo extendiera por toda la zona dándome un masaje
hasta que la sustancia curativa fuese absorbida por la epidermis
y el dolor se fuera;
y no sé qué tanto funcione la puta pomada en otros casos
pero cada vez que me duele la punta de la verga
y embarro mis dedos en la crema para aplicarme luego un enjundioso masaje con ellos
en aquel adolorido sector de mi anatomía genital
no necesita transcurrir mucho tiempo para que
el efecto curativo del peyote termine haciendo su efecto
y la fuerte punzada y el duro tormento de tenerla más tiesa que un puto poste del tendido eléctrico
desaparezcan de pronto al final de una serie de contracciones orgásmicas
que me quitan no solo el dolor, la molestia, y la puta congestión testicular

sino incluso hasta la maldita nostalgia de aquel tiempo en que un buen culo me curaba todo eso