martes, 3 de enero de 2017

fumándome un cigarrillo afuera del coche al lado de un camino rural al caer la tarde


ya no voy a ninguna parte
y cómo llegué hasta aquí es algo que tampoco importa mucho
pero todavía de vez en cuando, andando por ahí
en la vieja máquina, con todos esos malditos pedazos de
sueños rotos rebotando en el asiento de atrás,
puedo tener algún momento como este, en que basta
un poco de viento rozándome la cara al pasar
una calada profunda, sentir la grava bajo mis pies crujir por la presión del peso de
mi cuerpo
el solitario paisaje alrededor sumiéndose gradualmente en una atmósfera de misterio proveniente de
la declinante luz del sol
y el mundo entero adentrándose en ese espacio indeterminado del éter
igual que un cuervo que arrastrara tras de sí una estela parecida
al vago rumor de una cosa que se extingue sin haber dejado la menor huella de su paso,
para llevarme a pensar "toda la vida buscas esa pieza que complete el jodido rompecabezas
y al final acabas descubriendo que la tenías allí mismo, bajo tus putas narices"

y después tirar la colilla a cualquier parte y subirse al coche y largarse de allí




1 comentario:

  1. Pues bueno, Villa, qué le vamos a hacer.
    Si eñl huevo tuviera forma de pirulí, bien para chupar, pero igual te pinchas.
    OX

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