el paraíso de los sicarios

dos de los integrantes
de una narco-banda de sicarios, zetas -o alguna otra mierda
por el estilo de estas-
que
apenas la semana pasada llegaron a ocupar
la casa que estaba en renta al final de la calle
-y afuera de la cual ahora se ven,
estacionadas de cualquier manera como si
los hijos de puta creyeran que la calle fuera su corral,
unas putas camionetotas 4x4
con cristales tintados, llantas all terrain y
rines cromados de magnesio-
se acercaron a mí esta mañana
mientras yo tomaba el sol sentado en la banqueta, recargado
contra la pared del cuarto donde vivo,
y me preguntaron que a qué vergas me dedico
que cuánto gano, que quiénes eran mis parientes,
y que qué chingados hago cuando salgo del trabajo
-"¿chupas, te vas de putas, te metes alguna mierda?"-
y me dijeron que no me hicera pendejo, que se me veía a las claras
que "tú eres un puto alcohólico y que te encanta la nieve en polvo"
y que por ser vecinos iban a tener conmigo
la deferencia de abrirme un pequeño crédito
para que pudiera agenciarme unos gramitos de coca
-"ahí nos la vas pagando según puedas
y si quieres más, ya hablamos"-;
"ah, muchachos, qué amables son ustedes" les dije
adoptando mi papel de vejestorio medio lelo que no se entera de gran cosa
"el pedo es que llevo ya un rato sin poder hallar trabajo,
debo un año de renta de esta pocilga y
el poco dinerito que me cae apenas me alcanza
para comprar frijoles y tortillas;
no tengo familia, no tengo ni un puto cartón
en qué caerme muerto;
y en cuanto me desahucien pienso ir a recluirme
a rascarme los huevos todo el puto día al asilo de ancianos;
ahora bien, si me quieren obsequiar una muestra de su mercancía,
traigan acá pa meterme un par de rayas,
pero ni siquiera sueñen
con que van a sacarle una gota de agua a esta pinche piedra"

los hijos de perra se miraron uno a otro
y uno de ellos dijo entonces:

"por culpa de este tipo de pendejos huevones inútiles
a este país de mierda se lo está llevando la chingada"