23 de diciembre de 2015
JURO QUE ESTABA
Juro que estaba.
Callé aterrado.
No dije nada.
Ni podía
ni tenía palabras.
Pero la sentí.
Estaba la muerte
sentada en una silla
cerca de mi cama.
Yo disimulaba
y hacía ver que dormía.
Ella toda de negro
con un vestido antiguo
y con mirada
de otros lugares
y otros siglos
se levantaba
y paseaba a mi alrededor
y extendía su mano
cada vez más cerca de mi espalda.
Después la retiraba
y se alejaba
y volvía
cada vez más decidida.
cada vez más cercana.
Y yo seguía disimulando.
Y hacía ver que dormía.
Y ella volvía.
Cada vez más altiva.
Cada vez más helada.
Y atrapado en el tiempo
y cuando mi garganta
apenas ya respiraba
de repente grité
y me arranqué de sus garras
y la muerte se hizo ovillo negro
y desapareció de repente
diluyéndose imposible entre la nada.
Callé aterrado.
No dije nada.
Ni podía
ni tenía palabras.
Pero la sentí.
Estaba la muerte
sentada en una silla
cerca de mi cama.
Yo disimulaba
y hacía ver que dormía.
Ella toda de negro
con un vestido antiguo
y con mirada
de otros lugares
y otros siglos
se levantaba
y paseaba a mi alrededor
y extendía su mano
cada vez más cerca de mi espalda.
Después la retiraba
y se alejaba
y volvía
cada vez más decidida.
cada vez más cercana.
Y yo seguía disimulando.
Y hacía ver que dormía.
Y ella volvía.
Cada vez más altiva.
Cada vez más helada.
Y atrapado en el tiempo
y cuando mi garganta
apenas ya respiraba
de repente grité
y me arranqué de sus garras
y la muerte se hizo ovillo negro
y desapareció de repente
diluyéndose imposible entre la nada.
Escrito por TORO SALVAJE
No hay comentarios:
Publicar un comentario