southampton 10 de abril de 1912
no zarparemos hoy
ni mañana, ni pasado mañana
no zarparemos nunca
devolveremos el puto barco a los astilleros
y allí será desguazado
y sus componentes reciclados;
donde antes hubo un trasatlántico
habrá en los venideros tiempos muebles para baño
percheros para colgar abrigos y otras
prendas
utensilios de cocina, paraguas, máquinas
de coser
ventiladores para uso industrial
jeringas hipodérmicas para equinos;
está claro de cualquier manera
que nunca recuperaremos ni la milésima parte
del capital requerido para construir y armar el barco,
pero todos en el seno del consejo directivo
estamos conscientes de que no siempre se puede
ganar
y afrontaremos por tanto esta pérdida
con la debida ecuanimidad y apoyados
en nuestras fuertes convicciones luteranas;
nos reservamos, por otra parte
la divulgación de las causas que nos han llevado
a tomar la decisión de abortar esta empresa;
sólo enviaremos un sencillo mensaje
a todos aquellos hombres que habrán de ocupar
nuestro lugar en las generaciones futuras:
no les daremos la menor opción
de que usen nuestro barco para mofa y escarnio
de los ideales megalomaniacos que supuestamente
habrían impulsado nuestros actos;
no les serviremos como materia prima
de sus putos libros de historia y sus putas novelitas de amor
desarrolladas en el viaje-que-ya-no-será inaugural
del titanic;
no les aportaremos el menor pretexto
para hacer una película basada
en un lujoso trasatlántico que choca contra un iceberg
y se hunde mientras suena una puta canción
la mar de triste y melancólica;
con lo anterior queda todo dicho
aquellos que deseen el reembolso del pasaje
sírvanse acudir a las oficinas de venta de boletos
de la compañía
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