miércoles, 25 de marzo de 2015

LA MONSTRUACIÓN

MIÉRCOLES, 25 DE MARZO DE 2015
Qué singular romanticismo —si se le puede llamar así— pues ante la mera visión de una deposición de ave, vuelve a invadirme el recuerdo de aquel momento que fue como ningún otro.


Como en otras tantas ocasiones, nuestras citas culminaban en la zona superior de la casa. Aquella fue la última vez y he olvidado por qué. Yo estaba bocarriba, tumbado en aquella rústica y enorme cama del siglo XIX, y ella encima de mí cabalgando como una salvaje amazona. El rítmico, sudoroso y experimentado movimiento pélvico de mi enérgica compañera, propició que ambos estalláramos como dos supernovas.  Justo en aquel momento de intenso éxtasis en el que toneladas de fuerza vital eran liberadas como dos galaxias en expansión, una generosa cagada de pájaro apareció, mágicamente y como un esbozo repentino, en el cristal del tragaluz que, como testigo mudo de lo que acontecía, nos observaba desde el techo. Ella, ajena a aquel excremento, habría de recordar aquel bello y gozoso momento en la adoración que hizo florecer en mi rostro colmado. Al contrario y por extravagante que parezca, y pese a que aquel día la amé más que ningún otro, habría de recordarla a ella en todas las cagadas de todas las aves de la creación. No la he olvidado, ni a ella y ella conmigo. Ni a aquella mierda de pájaro en medio del tragaluz. Aquella mierda entre nosotros dos y las estrellas.





Regurgitado por Cabronidas 

2 comentarios:

  1. Sexo, mierda y estrellas en asociación de ideas, no es muy buena la asociación pero ya no tiene remedio jjaja

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  2. Es única. No has leído nada igual. Solo remotamente parecido. :)

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