domingo, 25 de enero de 2015

NEORRABIOSO

domingo, 25 de enero de 2015

Una reflexión de FRANZ KAFKA


Si el libro que estamos leyendo no nos espabila de un mazazo en la cabeza, ¿para qué lo leemos? [...] Necesitamos que los libros nos afecten igual que una catástrofe, que nos duelan en lo más hondo, como la muerte de alguien a quien queremos más que a nuestra propia vida, como ser desterrados a un bosque alejados de todos, como un suicidio. Un libro debe ser el hacha para el mar helado de nuestro interior


FRANZ KAFKA, fragmento de la carta enviada a Oskar Pollak el 27 de enero de 1904, recogido por Louis Begley en El mundo formidable de Franz Kafka, Alba Editorial, 2009, pág. 159, traducción de Ignacio Villaro

158


Grageas de odio

Si acaso una vena de cartón,
una estatua ventrílocua o una corbata
empujada por el viento, poco más.

El amor no me demostró nada.

Me volvió un gato con revólver,
un flequillo revuelto y desquiciado,
una maceta de lirios vulgares.

Me dejó cara de teléfono, grano
de maíz sombrío, paloma
en alas de muletas.

Me hizo peor.

Del odio no tengo queja. El odio
me vuelve tan mirlo y descansado,
apenas lo pruebo en grageas de minuto,
que salgo a la calle con ganas de abrazarte
(sí, me refiero a ti, la de color verde,
no importa que seas una lechuga).

Quedaos con el Amor
y las sagradas rosas de pus que luce en el culo,
que yo me quedo con el Odio.

Porque el amor tiene límites y el odio no.
El amor tiene dudas y el odio no.
El amor fracasa y el odio no.
El amor es intenso, yo también
pensaba que era más intenso....

Hasta que probé el odio.


BATANIA / NEORRABIOSO, La poesía ha vuelto y yo no tengo la culpa, Madrid, 2014, pág. 176 y 177

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