jueves, 11 de diciembre de 2014
la última vez que me la chupaste
querida, también esta noche estoy borracho
y lo sabes
y es en ti en quien pienso ahora: ¿para qué negarlo?
y en las veces que te ponías tu minifalda de mezclilla
y nos íbamos a la playa a tomar tequila
y debajo aquellas bragas negras con encaje de corazoncitos
que yo no tenía más que deslizar a un lado para encajarte
un dedo hasta el fondo de tu coño
contemplando aquellos atardeceres fucsia con naranja
recargados en el tronco de alguna palmera
los dos borrachos
tu te ponías entonces de rodillas en la arena
y te agachabas entre mis piernas y me chupabas la verga
mientras las gaviotas surcaban allá lejos el oscurecido firmamento
y no te importaba una mierda que, al agacharte,
la falda se te arremangara a full y se te viera todo el culo
porque se suponía que aquella era una playa exclusiva para putos
¿y qué chingados le va a importar a un puto contemplar
el delicioso y abultado culo de una linda chica morena?
así que tu me la mamabas quitada de la pena con tu culazo al aire
mientras los putos se ocupaban en procurarse unos a otros
sus propias mamadas sin dedicar siquiera
un distraído vistazo a tu espléndido trasero
que tanta falta me hace ahora, oh
en esta triste noche sin culo donde tomar tequila
no me sirve para nada que no sea sentirme más jodido
y recordar
recordar, por ejemplo, aquella última noche
en que tu boca acogió mi hinchado mazacote
yo estaba despatarrado en la arena con los ojos cerrados
y tú agachada con el culo al aire como siempre
y el rumor de las olas al reventar en la playa unos metros más allá
nos impidió escuchar que un extraño se acercaba
y era tan negro el cabrón -esto lo supe después, claro-
y la noche estaba tan oscura
que tampoco habríamos podido verlo
aunque me imagino que cuando se arrodilló detrás de ti
y agarró luego tus caderas con sus fuertes manos para apuntalarse
tú tienes que haberte enterado forzosamente de que él estaba allí
y aun suponiendo que no haya sido ese el caso,
y que lo borracha que estabas te impidiera percibir su cercanía,
dudo mucho que cuando él te separó las nalgas aprestándose
a dejar libre el camino que llevaba hasta tu culo,
no hubieras reparado ni aún entonces en el hecho
de que había un desconocido detrás de ti
y segundos más tarde, reparado además en el hecho
de que el desconocido detrás de ti acababa al parecer
de deslizarte una cosa enorme y cálida dentro de tu cavidad anal
una cosa enorme que se sentía como una verga
y que probablemente era simple y sencillamente eso: una verga
una verga que un desconocido aproximándose al amparo de la oscuridad
había ido a meterte por el culo mientras tú me hacías una mamada
aquella última noche en la playa de los putos
bajo las susurrantes palmeras, envueltos por el suave rumor de las olas
la última noche, la última vez que me chupaste la verga
aquel hijo de puta se puso a culearte olímpicamente
y mientras tanto en mi frente comenzaban ya a brotar
un par de putos cuernos tamaño iguanodonte
tú entonces empezaste a lanzar unos gemidos
que me hicieron pensar en los que van lanzando las marranas
cuando son conducidas a degollar al matadero
ahí fue cuando debí sospechar que algo andaba mal
pero la vanidad tuvo la culpa de que yo no supiera
interpretar acertadamente el probable significado
de aquellos gemidos como de puerca al estar siendo pasada por la piedra
que salían incontenibles desde el fondo de tu garganta cada vez más estruendosos
"tengo tan grande la verga -pensé en mi ingenuidad-
que el solo hecho de chupármela parece ser suficiente
para que esta hija de la chingada pueda incluso hasta alcanzar el orgasmo"
desde luego, no era ni remotamente la mamada que me hacías
la razón de aquellos putos bramidos tuyos que embargaban de lascivia
la languidez y quietud de aquella noche tropical,
sino el hecho de que un puto negro a tus espaldas
te estaba poniendo en aquellos momentos la culeada de tu vida
te hubiera podido meter hasta una puta palmera por el culo
y tu ni siquiera hubieras dicho ay!
y yo como un verdadero pendejo aún seguía pensando
que los temblores que te hacían estremecer la boca
y bailotear las tetas, estaban siendo ocasionados
por la cachondez que te causaba chupar
mi ridícula verga de poeta cagoncete
al final resulto inevitable que las sospechas me empezaran a invadir:
"esta puta grita y berrea tanto como si detrás de ella
tuviera a un puto negro metiéndole por el culo
una verga de por lo menos 35 centímetros:
esto no es normal, aquí debe haber gato encerrado"
de modo que extendí el brazo y cogí el potente reflector
de mis tiempos de boy scout que acostumbro siempre
llevar en mi mochila de explorador junto con la navaja suiza
claro que a esas altura de la culeada que te habían estado poniendo
ya era demasiado tarde para remediar ni puta cosa
el tipo había por fin terminado de vaciarse y ahora
se alejaba saltando con los ágiles y sigilosos pasos
de una pantera negra que se escabullera entre las sombras
tu mientras tanto terminabas ya desplomándote sobre la arena
presa de una serie de brutales y agónicas convulsiones
que sacudían tu cuerpo como si este hubiese sido
una frágil cometa de papel atrapada en medio de un tornado
yo mantenía en lo alto el reflector intentando como idiota
horadar la espesa negrura circundante con el haz de luz,
oyendo sin embargo en mi interior entretanto
una especie de apagada vocecilla que me preguntaba
qué mierda esperaba todavía encontrar:
¿acaso tal vez un puto cangrejo masturbándose?
y como un idiota sigo recordando ahora aquella noche
y lo que me escribes en esa carta que recibí
hace apenas la semana pasada:
querido villa: escribo sólo para decirte
que me caso con barak el mes que viene en alabama,
y que por supuesto estás invitado a la boda...
la botella está casi vacía
la noche sera larga, más larga aun que la cola de una cometa...
chinga tu madre, barak
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Sin lugar a dudas esto es poesía jajajjajajja.
ResponderEliminar