martes, 30 de diciembre de 2014

LA MONSTRUACIÓN. BLOG AMIGO


Lo sé, lo sé, lo sé. Dije que no habría nuevas publicaciones hasta el año que viene, pero el teclado no paraba de reclamar mi presencia. Quería, nuevamente, la caricia de mis dedos, o si acaso, la rudeza con la que hago que hable.


Ven... ven... ven... entra en mi templo. No importa de dónde vienes ni quién eres. No importa si es él o ella. No importa si me admiras o me odias. Tampoco tus inquietudes, tus pensamientos, tu credo. Solo quiero que vengas, que te adentres en mi vida hasta donde yo te permita y cosas mi alma a preguntas, que de eso se trata. Pregúntame, pregúntame, pregúntame. Alégrame el día con el más banal de los interrogantes, con el más íntimo, el más trascendental, el más ofensivo, el más necio. Venid... venid... venid... entrad todos y todas a la constelación de mis respuestas y que se perpetúe el ciclo. Pregúntame todo y nada, queFacebook y Twitter se me han quedado pequeños. Pregúntame y te haré creer que me desnudo ante ti. Así que entrad y preguntad, preguntad, preguntad. Alimentad mi ego hasta la obesidad mórbida y emborrachad mi soberbia. Haced que el pecho se me abra de la risa y las carcajadas se derramen a borbotones. Enaltéceme la polla hasta que se ponga dura como el Carbino. Ponedme tan cachonda que la humedad de mi coño sea capaz de apagar el sol. Entra a mi templo y pregúntame, y entre los dos, entre todos, dejaremos muestra flagrante y escrita de nuestra profunda imbecilidad y del gran asco que damos.


Pero, Cabrónidas, ¿estás amargado?, ¿estás enfadado?, ¿esto es una manera patética de llamar la atención? No, no y no, mi querida musa. ¿Acaso no oyes mis carcajadas rivalizando con el bramido de la ciudad?


Tan solo vomitar, querida musa. Entre trago y trago, tan solo vomitar.




Regurgitado por Cabronidas @ 19:08

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