martes, 9 de diciembre de 2014

el fin del mundo de una puta vez



si tuvieras la oportunidad
de siquiera por un solo instante
-un par de segundos no más-
hallarte frente a ese mítico botón rojo
que según la leyenda se encuentra
resguardado dentro de un búnker de acceso casi imposible
en algún lugar bajo la superficie del desierto de nevada
y te bastara entonces con tan solo 
alargar el brazo para alcanzarlo
y colocar encima de él uno de tus dedos
sabiendo ya desde luego que no tendrías más que oprimirlo
para activar enseguida el mayor sistema
de ataque nuclear y destrucción masiva
imaginado y creado por el hombre
y que una vez que lo oprimieras
darías lugar también casi de manera simultánea
al consiguiente surgimiento desde el otro lado del mundo
de un contrataque cuyos sobrecogedores efectos de devastación
al sumarse a la para entonces ya incontenible hecatombe en curso
conduciría en cuestión de horas a la virtual aniquilación
de practicamente cualquier manifestación de vida en la tierra
-exceptuando quizás unas cuantas cucarachas y mi ex suegra-
¿no apretarías sin embargo el puto botón sin dudar un momento
y mantendrías incluso el dedo firmemente presionado contra él
y sonreirías y tal vez por un momento hasta llegaras a sentirte
invadido por un curioso sentimiento de euforia
y la felicidad de saber que no te irás a la mierda tú solo
sino que contigo se irá todo ese montón de hijos de puta
que durante todos estos últimos años tanto parecieron 
estar empeñados solo en buscar la manera de cagarte la vida?

dime que no lo apretarías, cabrón, dime que no lo harías...




1 comentario:

  1. No soy cabron pero si cabrona. Dudaría un instante en apretarlo o no, al final lo haría. Nah, la verdad es que no lo haría. Los hijos de puta que me han fastidiado la vida no son tantos como para mandarlos al infierno.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...