sábado, 18 de octubre de 2014

LA MONSTRUACIÓN

SÁBADO, 18 DE OCTUBRE DE 2014
Desde la calma absoluta y un estado claro de conciencia, quiero que una forma de vida llamada Juan Lado Palmier, encuentre la agonía extrema en las fauces de una jauría de perros hambrientos venidos del infierno. Quiero que le den caza en algún bosque de la lluviosa Galicia en la cual reside y le desfiguren la cara a dentelladas y le desgarren hasta el último de los músculos que recubren sus huesos. Deseo que dichos perros le causen las heridas necesarias para que, salvajemente malherido en la maleza, intente pedir socorro y se ahogue en su propia sangre y mierda. De no ser posible que esta suerte ocurra, espero que agonice en la peor de las soledades. Si acaso abandonado en el más profundo desaliento e indefensión con la única certeza de una muerte lenta. O también, como que es poco castigo la multa impuesta y es una forma de vida despreciable, enferma e inhumana, sea encarcelado a cadena perpetua y sodomizado repetidamente por varios presos con el cerebro empapado en cocaína.


Porque tú, Juan Lado Palmier, eres más animal que el animal al que con tanta saña apaleaste una y otra vez. Eres más hijo de perra (seguro que tu madre no tiene la culpa) que al perro al que apalizaste con un palo hasta causarle la muerte dos meses después. No encuentro en ti ni en tus argumentos algo mínimamente racional o que sugiera algún leve destello de sentimiento o empatía. Eres un gangrenoso cacho de carne. Un despojo putrefacto que ni siquiera sirve para estar colgado del gancho de una carnicería puesto que tal gancho tendría más integridad y moral que tú. Cualquiera que haya tenido a su cargo el animal que sea, sabe que basta con mirarlo a los ojos durante un segundo para constatar que alberga más humanidad en su interior de la que tú no podrías hacer gala ni en cien vidas. Y todo eso porque eres un zopenco malnacido e ignorante.


Y a toda esa aglutinación de señoras y señores de edades diversas; a todo ese fárrago de cerebros inertes que te apoyan y han querido linchar, como el vulgo de hongos mononeuronales que son, al veterinario que tan oportunamente grabó las imágenes del asesinato, os digo que deseo que os precipitéis en un oscuro pozo de ruina absoluta. Que tengáis que malvivir de la piedad del prójimo de la que tanto carecéis. Que el pan vuestro de cada día sea la mendicidad más horrible y que vuestro único sustento sea todo aquello que se desborde de los contenedores de basura. Dicen que los perros son un reflejo de sus amos, pero tu perro, Juan Lado Palmier, lejos de emplear la violencia para defenderse, lo único que hacía era agacharse y no parar de ladrar entre gemidos de dolor, quien sabe si suplicándote que cesaras esa brutal lluvia de golpes. Ningún perro, ningún animal se merece tan espantoso destino.


No sé si hoy estás muerto y sé que las bajezas que deseo te ocurran a ti y a los que te defienden me colocan a tu mismo nivel, pero es que soy muy imperfecto y si ya no campas entre los vivos, el mundo es un poco mejor.





Post scríptum: publicado en 2006. Revisado y republicado en 2014.

Regurgitado por Cabronidas

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