jueves, 19 de junio de 2014

JOSE VILLA

MI HIJO SE PARECE A OBAMA


todavía no pasa siquiera un año de la boda

y ya empiezas a pensar que la cagaste;
viendo el asunto con frialdad
te resulta cada día más difícil entender
para qué coño te casaste con ella
no por la cuestión del sexo, desde luego
porque cogían desde los primeros tiempos
cuando se conocieron en la universidad;
ahora en realidad ya casi no cogen
y lo hacen con desgana si lo hacen
a tal grado que a veces te dan ganas de decirle
que busquen un club de swingers
y se pongan a follar con otras parejas;
el matrimonio resultó contraproducente
tanto en lo sexual como en lo sentimental
además de que terminó saliendo bastante caro
-sólo el puto vestido costó veinte mil pesos-
la renta del salón, el banquete, la luna de miel
te hicieron quedarte practicamente sin dinero
y luego no pudiste adelantar el enganche de la casa
que le habías jurado que le comprarías -ji ji ji-
ella empieza, por otra parte
a quejarse de que no salen a ningún lado
que no van ni siquiera al cine
siendo que de novios iban 
hasta tres veces por semana
y que los fines de semana tú conviertes el depa
en una especie de cantina donde se reúnen
tus amigotes para ver futbol y embriagarse
mientras ella queda reducida
a comportarse como la perfecta anfitriona
y hacer como que le fascina alternar
con "esas putas arrabaleras
que los hijos de la chingada hacen pasar por sus novias
y aún se atreven a introducir en las casas decentes"
además estás descubriendo
facetas de su personalidad que no conocías
por ejemplo esa manía que tiene
de colgar la ropa por colores
a la izquierda del armario los trapos blancos
y a partir de ahí toda la gama de tonos intermedios
hasta llegar al negro en el extremo derecho
-una vez colgaste un pantalón gris 
a la derecha de uno azul cobalto
y ella estuvo sin hablarte dos días-
encima sus menstruaciones
son tan irregulares como complicadas
y cuando las tiene suele caer
en profundos trances de abatimiento mortal
que se alargan hasta una semana
y de los que sale poseída 
por unas ansias febriles de irse de shopping 
y ponerse a comprar a lo pendejo
ropa, zapatos y hasta comida para perros
para un hipotético perro futuro
-ya les cancelaron tres tarjetas
pero la puta visa platino tiene tope ilimitado de crédito-
así no van a llegar a ser felices
endeudados hasta el culo y sin coger
además está el asunto de la codependencia
que existe entre su madre y ella
y que la lleva a consultarle a la bruja
cada puta cuestión con que se enfrenta
desde "qué aderezo le pongo a la ensalada"
hasta "cuántos orgasmos por semana
crees tú que requiere tener una mujer
para no terminar siendo una amargada"
en los raros momentos en que no están juntas
por lo regular en casa de la bruja
-dada la claustrofobia que le causa
estar metida en el depa esperando
a que tú regreses del trabajo al atardecer-
se llaman por teléfono a cada rato
y sólo para decirse estupideces
-tú, que ni siquiera usas teléfono
francamente no logras entender
qué tanta mierda tienen que decirse-
total que ya todo en ella
-los tics, el timbre de su voz
la forma cómo gira el cuello, la ropa que usa-
empieza a causarte cierta repulsión
has dejado de besarla
y si no es estrictamente indispensable
tampoco la miras ya a los ojos
nunca estuviste demasiado enamorado de ella
y probablemente ella de ti tampoco
le propusiste matrimonio en un pendejo arranque de celos
cuando empezaste a detectar
que un tal getulio barajas
le daba "me gusta" indefectiblemente
a todo lo que ella publicaba en facebook
-luego supiste que getulio es su peluquero
y es homosexual y vive con un culturista negro-
como este mes ya llevaba tres semanas
que la puta regla no le bajaba
se compró el predictor y al hacerse la prueba
resulta que salió positivo
te dio la feliz noticia hace una semana
al parecer sin haberse percatado aún
de un pequeño y singular detalle:
que tú y ella no han echado palo
desde hace por lo menos tres meses
aproximadamente el mismo tiempo
que llevas ya cogiéndote a tu secretaria
-y llenándote de deudas, por cierto
para poder seguir viéndose en ese puto hotel de lujo
donde la llevas a coger cada dos o tres días-
ultimamente has estado cavilando
sobre cuál sería la mejor manera
de pedirle el divorcio de una puta vez
o si quizás te convendría más bien
borrarte olimpicamente del mapa
emigrando a túnez o cualquier país que no tenga
tratado de extradición con méxico
dado que al haber sido tan pendejo
como para casarte por régimen de bienes compartidos
aun si llegaras a divorciarte
tendrías que vivir trabajando el resto de tu vida
y eso sólo para alcanzar a cubrir
el pago mínimo mensual
de la puta visa platino -tus sueños 
más cerca de lo que nunca creíste-
y encima ya no poder citarte más
con esa puta de gualberta y sus ínfulas
de no aflojarte el culo a menos
que sea en un cuarto de hotel de 5 estrellas
-y no sin antes pedir champaña a la habitación-
¿quién me dijo que me casara?
te preguntas cada noche
mientras escuchas desgranarse a tu lado
el concierto de ronquidos en la mayor
con que tu media naranja ameniza
las eternas horas de tu insomnio
te pones a recordar entonces
aquellos felices y despreocupados tiempos
donde fuiste un hombre libre
tu vida sin ataduras
sin deudas, sin horario de llegar a casa
sin suegra, sin ese bulto que ronca
como un puerco allí a tu lado
despatarrado y con el coño al aire
probablemente encinta de un hijo
que le fincó alguien que no conoces
y al que por obra de la sagrada institución
del matrimonio y sus putas cláusulas
te saldrá más conveniente
social y económicamente hablando
reconocer como tuyo y mantener
-más adelante enseñarle a jugar futbol
andar en bicicleta y masturbarse-
y fingir de por vida una vez que nazca
que su parecido contigo es increíble
que tiene tu mismo aire de nobleza
la barbilla recia y la frente amplia y despejada
ideal para plantar en ella 
si llegara a presentarse la ocasión
un tremendo par de cuernos

-¿y qué te parece si le ponemos floyd al niño, villa?
-¿floyd; no se llama así el novio de tu peluquero?

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