JOSE VILLA

AURORA

la lluviosa noche que me mandaste a la mierda
después de besarnos por última vez te bajaste del carro
y cruzaste la calle y te perdiste de vista
detrás de los árboles que bordeaban la acera 
al otro lado de la calle, cerca de la parada del camión;
me quedé sentado en el carro sintiéndome jodido y triste
sabía que aquella noche la recordaría mil veces
más adelante, que soñaría con aquella lluvia
aquellas gotas repiqueteando sobre la lámina del techo
mientras mi corazón latía desgarrado y mis ojos turbios
buscaban en vano tu silueta entre las sombras;
después me preguntaría una y otra vez
por qué no fui tras de ti, por qué no hice
el menor intento por retenerte, por qué en cambio
detuve el carro y te besé y te dije adiós 
y dejé que te fueras y todo acabara entre los dos;
ahora ya pasó el tiempo y de vez en cuando
me pongo a pensar en ti y repaso aquella noche
la última vez que te vi, aquel beso desesperado
tus ojos grandes que me miraban tan abiertos
en la penumbra dentro del carro, los cristales empañados
la cortina de agua cayendo como una catarata desde el cielo
la difuminada luz amarillenta del alumbrado público;
ya no recuerdo si te dije alguna cosa
o si tú pronunciaste alguna palabra o hiciste un gesto
o giraste la cabeza para no mostrar que llorabas
ni logro evocar tu olor o el tacto de tu piel
ni aquella sensación jodida que me invadía por dentro;
tampoco siento por ti ya nada de lo que sentía
ni tengo ganas de volver a verte o de hablar contigo
ni me queda muy claro por qué te amé
qué cosa pude ver en ti que me atrajese
o por qué alguna vez pensé en casarnos y vivir juntos;
si por mí fuera, me abstendría incluso de pensar en ti
evitaría recordarte y borraría los fragmentos
de algunas imágenes tuyas que todavía rondan por mi mente
como marineros borrachos que perdieron el barco del olvido;
no le hablaría de ti a las putas con que me emborracho
y jamás te escribiría poema alguno
-ni de amor ni de ningún otro, nunca-
no lo haría bajo ninguna circunstancia
ya no te amo, eres una extraña para mí;
si a pesar de todo sigues siendo parte de mi vida
es porque aún no logro quitarme esta maldita costumbre
de soñar contigo cada puta noche