RÉQUIEM PARA UNA VIDA CUALQUIERA
entonces llega la hora en que mueres;
quizás te quede entonces todavía algo de tiempo
para reflexionar acerca de lo que pronto dejarás atrás
abres la ventana del cuarto y miras hacia el jardín
el verano se acerca y empieza a hacer calor
no parece ser una buena época para morir
y en lugar de sumirte en el balance final de tu vida
lo que se te antoja es salir a montar en bicicleta
y pedalear por las calles con el sol en la cara
qué más da si luego ya no tienes tiempo para cerrar las cuentas
o si la muerte te sorprende tomando una curva
a 40 kilómetros por hora y el viento despeinándote el cabello
de todos modos no cedes al impulso
sientes que antes de extinguirte para siempre
debes llegar a una especie de veredicto que aclare
la confusa mezcla de ideas que se agolpa en tu mente
¿sirvió de algo haber vivido?
¿sacaste algo en claro después de todos esos años
donde en realidad nunca supiste muy bien de qué coño iba la cosa?
¿por qué ni siquiera en los momentos finales
parece existir un parámetro confiable al que aferrarse
para enjuiciar adecuadamente el valor de la vida?
el dinero que tienes en el banco, por ejemplo
y que en el contexto de una vida práctica parece hablar de éxito
ahora es un simple número desprovisto de significado
los trajes caros de diseñador francés que cuelgan en tu armario
y que en distintos momentos te ayudaron a encubrir quizás
un asomo de ansiedad o alguna duda íntima respecto a tu apariencia
permanecen exánimes y deslustrados haciendo compañía
a un ejército de zapatos que ya nunca volverás a ponerte
en cuanto al penthouse que tienes en el edificio más alto de la ciudad
quedará abandonado y las chicas a las que llevabas a follarte en él
se preguntarán a veces por qué ya no les volviste a hablar
y al enterarse de tu muerte comentarán tal vez entre ellas
"era un tipo simpático, tal vez un poco viejo
y después de echar un palo siempre se quedaba dormido"
no obstante que en su día probablemente habrán pensado
lo patético que resultabas cuando te subías encima de ellas
tan gordo y agitado y con tu ridícula verga
incapaz de alcanzar un grado de erección decente
¿y el puto amor?
hace tanto ya de la última vez que estuviste enamorado
que por más que intentas no consigues recordar sus efectos
a veces incluso dudas de haber estado enamorado realmente
es verdad que algunas de esas mujeres tenían algo especial en ellas
cierta luz en la mirada, un aire indefinible que las envolvía
algún gesto que nunca viste hacer a nadie más
una manera especial de girar el cuello, digamos
o la forma de echarse hacia atrás el cabello con la mano
pasado un tiempo, sin embargo
el embrujo tendía a quedar neutralizado por otros factores
la rutina, el tedio, la aparición de las manías
la neurastenia, el trauma de tener la vagina demasiado grande
o que tuviera ese olor tan penetrante o un clítoris desproporcionado
-cualquier pretexto servía mientras el trauma se mantuviera incólume-
al final se rompía el encanto y sólo quedaba un cuerpo parecido a otros
una voz que te sacaba de quicio y una cara que seguías condenado a ver
cada cita del juez en el tribunal de divorcios
después de 4 intentos fallidos que arrojaron un saldo
de 7 hijos y 25 años de tu vida tratando de descifrar el misterio femenino
decidiste de plano que la felicidad conyugal no era para ti
compraste entonces el penthouse en aquel maravilloso edificio
y te pasaste los siguientes 15 años haciendo el ridículo
intentando demostrarle a tus anoréxicas amiguitas
que los cuarentones alcohólicos y de costumbres sedentarias
a pesar de todo aún pueden resultar sexualmente atractivos
-¿te habrían permitido darte la oportunidad de probarlo
si cada vez que te aflojaban las nalgas no les hubieras dado mil pesos?-
los últimos años ya ni siquiera lograbas que la verga te respondiera
pero la compulsión erótica era la misma
y de cualquier modo siempre podías recurrir a la lengua
a un dedo o simplemente aceptar que algún amigo de ellas
se las follara delante de ti mientras tú te sobabas los huevos
-y luego entre los dos te la chupaban para ayudarte con la paja-
pero total, eso ya es parte del pasado
ahora vas a morirte y estás sentado frente a la ventana
mirando el jardín y la tapia al fondo iluminada
por los últimos rayos del sol y sientes que tu vida
no debería terminar de una forma tan anodina y casual
-casi como si se tratara sólo de salir a cenar
o de hacer un corto viaje de dos días para ir a visitar a un amigo-
¿no debería haber una especie de ceremonia de despedida
con música y unas cuantas muchachas bailando y cantando
y gente sonriendo y un tipo dando un discurso
donde se mencionara la gran trascendencia que tuvo para la humanidad
el hecho de que jose villa viviera determinado número de años
y en su transcurso conociera el éxito y el fracaso
y la cagara a veces y otras no tanto
y ahora estamos aquí reunidos para darle el último adiós y bla bla bla?
¿no había nada más que dejar de respirar de un momento a otro
pasar de estar vivo a ser un muerto y no existir ya
y luego quedarse muerto para siempre y que todo pareciera
como si nunca hubiera vivido uno realmente y en el fondo
cualquier cosa que estuviera contenida dentro de esos años en la tierra
-los amaneceres, el dolor, la luz en los ojos de aquel lejano amor;
las inmundas borracheras, el asco, la rabia, los orgasmos-
no hubiese sido más que una especie de simple lluviecita
que le cae a uno encima de los hombros alguna mañana temprano
al salir de casa y cruzar la calle para meterse al carro y conducir al trabajo
y que uno se sacude luego sin pensar demasiado en ella y arranca
una simple lluviecita que pasó tan inadvertida como la propia vida
a tal punto que podría incluso llegar a pensarse
que habría dado lo mismo no nacer ni haber vivido?
antes de morir no alcanzas a entrever una respuesta
una vez muerto quizás logres hacerlo
quién sabe
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