viernes, 16 de mayo de 2014

JOSE VILLA. POETA MASTURBADOR DE SI MISMO.

LA MUJER DE PORTUGAL


anoche mientras me masturbaba feliz de la vida
delante de la cámara de mi laptop on line 
en uno de esos foros de videochat erótico de internet
donde cada vez que aprietas "next" aparece en la pantalla
un tipo friccionándose la verga o una fulana con las tetas de fuera
una colegiala que te mira con cara de idiota o un viejo triste
que atisba desde el sillón de la sala de su casa en manitoba
tratando quizás de entender cuáles son ahora los parámetros
por los que discurre la práctica de la sexualidad moderna
-algunos incluso hasta se encueran y aparecen un tanto perplejos
con sus tristes y caducados huevos colgando al borde del sillón-;
anoche, con mis genitales expuestos al mundo entero
para que cualquiera entre cien mil usuarios con ganas de ver
una verga mexicana enhiesta pudiera contemplarme 
y obtener de esa poderosa visión un aliciente 
que lo impulsara a procurarse su propio indescifrable placer;
anoche, entre tantos patéticos masturbadores solitarios
y tipas gordas que te muestran las tetas sólo durante un segundo
en la pantalla apareció de pronto la cara de una hermosa chica
de cabello castaño y ojos tristes conectada
desde algún lugar en portugal;
apenas verme hizo con los labios un gesto
como para invitarme a que me sacudiera con más fuerza el pito
me guiñó un ojo y puso cara de estar complacida
como si tener frente a ella a un completo extraño en pelotas
fuese algo que pudiera satisfacer algún anhelo peculiar suyo;
yo mientras tanto no dejaba de frotarme el fierro
y en mi fuero interno rezaba por que la nena no apretara "next"
y en lugar de su cara apareciera la de un pendejo
masturbándose a su vez en algún lugar de armenia
el desierto de atacama o un iglú en alaska;
pero la mujer de portugal no sólo no se esfumó
sino que al poco rato se sacó una de las tetas
la agarró por debajo y la levantó hacia su barbilla
y sacó la lengua y comenzó a lamerse el pezón;
como para entonces yo llevaba ya 
cosa de una hora restregándome con vaselina el aparato
aquella visión de una automamada femenina fue como la gota
que derramó el vaso de mi excitación y me llevó a correrme;
coloqué mi mano izquierda a manera de cuenco
y así expulsé en ella el producto de mi deposición
quizás al ver derramarse aquella sustancia lechosa por la punta de mi glande 
mi amiga portuguesa se puso más caliente de lo previsto
el caso es que de pronto interrumpió su automamada
y bajó la cámara y apuntó la lente directo entre sus piernas;
antes de que otra cosa pasara, sin embargo
le dije adiós con la mano y apreté el botón de "next"
¿ver un jodido coño cuando uno acaba de tener un orgasmo
y una especie de saudade tropical empieza despacio a invadirte el alma?

bah, prefiero salir al patio y fumarme un cigarrito

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