jueves, 17 de abril de 2014

JOSE VILLA

jueves, 17 de abril de 2014

lo pendejo no se quita ni volviendo a nacer



el verano de nuestro divorcio me encerré en la casa 

con tres cajas de tequila "viejo puerco" y una puta
que le alquilé a mi compadre melesio por un mes a cambio 
del ford escort tuneado con rines de magnesio que fue 
la única cosa que me quedó después del juicio
de división de bienes conyugales donde te llevaste 
incluso hasta el puto escritorio que me habías regalado un año antes
para que en él escribiera mis románticos poemas;
al contrato de renta de la casa le faltaba un mes para expirar
y me pareció buena idea disponer de ese tiempo restante
para alcoholizarme y coger con mi hermosa putita 
en el mismo sitio donde tú y yo habíamos sido tan felices;
la puta se llamaba hedoclovia y tenía 21 años
era alta, flaca, morena y usaba minifalda
nunca se quitaba los zapatos de tacón ni se ponía bragas
se chingaba los putos vasos de tequila como si fueran de agua
y cuando estaba borracha me decía que era un pendejo;
le había contado nuestra historia de amor y las causas
que al final nos habían llevado a separarnos
tu falta de entusiasmo por el sexo y el patológico apego a tu madre
el agravamiento de mi alcoholismo y mis depresiones;
todos los hombres son unos pendejos -me decía hedoclovia-
se casan con la primera niña bonita que les abre las piernas
y creen que a partir de entonces vivirán dentro de un película porno
con su bella mujercita en el papel de la puta permanentemente mojada
dispuesta siempre a dejarse follar a la menor insinuación;
pero las cosas nunca resultan ser así, villa
las niñas bonitas por lo regular no se vuelven locas por el sexo
puede que les guste coger, pero tampoco se mueren por hacerlo todo el tiempo
su misión en la vida no es hacer obtener al marido
el mayor número posible de orgasmos en las posiciones más variadas
sino probarse el mayor número posible de vestidos y zapatos
-y escoger siempre los que peor les quedan-
procrear dos o tres hijos, cambiar de peinado seis veces al año
y pasarse todo el tiempo en el puto teléfono con las amigas o la madre
hablando de cuestiones tan trascendentales como el tiempo exacto
en que el suflé de manzana debe permanecer en el horno
o si las mascarillas de aguacate realmente quitan las patas de gallo;
las niñas bonitas no nacieron para satisfacer las fantasías eróticas
que saturan los cerebros masculinos desde la adolescencia
pero los hombres son unos pendejos totales, villa
se casan con esas golfas aun sabiendo
que no encontrarán en ellas la plena satisfacción de sus instintos 
se autoengañan pensando "tal vez a aurora le da un poco de asco chupármela
pero cuando sea mi mujer lo tendrá que hacer aunque no quiera"
luego se encuentran con que a la tipa ni siquiera logran convencerla
de que les deje echar un jodido palo por semana
-a la pendeja siempre le duele la cabeza o está mareada,
se siente "sabe cómo" o le salió un absceso en el coño-
entonces empiezan las discusiones, los enfados, las recriminaciones
el hombre se da cuenta de que su película porno se está volviendo
una película de hitchcock donde él parece interpretar 
el papel estelar del inadvertido pendejo que a cada escena
se va viendo progresivamente envuelto en una interminable serie 
de situaciones terroríficas que al final lo dejarán hecho una mierda;
más o menos lo que te pasó a ti con esa perra, villa
te casaste con ella alentando toda clase de irreales expectativas eróticas
creíste que tus furibundos apremios sexuales 
se verían por fin satisfechos de una puta vez por todas
y accediste a poner todos tus bienes a nombre de ella pensando
que al sentirse asegurada economicamente ella te compensaría
haciéndote una mamada todos los días al despertar y dejándose
poner de culo y que se la metieras por detrás de vez en cuando;
lo que sucedió a fin de cuentas lo sabes mejor que nadie, cabrón
la hija de puta se quedó con todo tu dinero
te bajó de las nubes y tú ahora estás aquí conmigo 
imaginando que porque me dejo culear a cada que se te hinchan los huevos
y lanzo unos gemidos de puerca degenerada cuando me la metes
coger contigo es una de las mejores cosas que me habían pasado;
pero no te hagas tantas ilusiones, mi pendejito
no se te olvide que soy una puta y mi trabajo es coger
si estoy contigo es por una simple cuestión mercantil
cuando se termine el plazo contratado yo me largo de aquí
si alguna vez quieres verme ya sabes cuánto cobro por un palo
que me encanta el tequila y cuando estoy borracha
si quieres darme por detrás no digo nada

¿y nunca has pensado en casarte, hedoclovia?

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