martes, 11 de marzo de 2014

LA MONSTRUACIÓN


No es que haga calor, pero empieza a hacer un tiempo espléndido. El mismo que reclama tu presencia en el balcón donde lo miras todo sin ver nada en concreto. O el mismo que te invita a salir a la calle sin que por ello tengas que ir a ninguna parte, solo para disfrutar de la sensación del sol cayéndote en la cara. Aunque en mi caso que es el de muchos, siempre acabe sentado en la terraza de algún bar inflando la liquidez de la caja registradora hasta que el atardecer lo engulla (no al bar, sino al sol). Algo de verdad contiene la sabiduría popular. Si bien dice que la primavera la sangre altera, a mí me pasa que en la proximidad de la llamada "estación del amor", se me agudizan y multiplican el número de erecciones involuntarias que tengo al cabo del día durante todo el año. Algunas llegan a ser tan rudas y viriles que, o bien sería capaz de reventar los tejanos como si explosionaran, o bien sería capaz de partir la cáscara de cualquier fruto seco que se precie (incluso la de los pistachos que no se abren). La mayoría de las veces me ocurre cuando estoy sentado en la tesitura consumista antes mencionada, lo que me conduce a moverme más que un maricón en La Romería del Rocío, en busca de alguna postura que disimule parcialmente mi estado de excitación.

Pero se acabó: una polla que se insinúa poderosa y dura tras la ropa, es una señal inequívoca de salud y felicidad, con lo cual a partir de hoy no haré absolutamente nada para ocultarlo o disimularlo. Aquellas miradas breves, cómplices y ajenas que se puedan incomodar... que no miren, coño.




Publicado Por Cabronidas

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...