sábado, 22 de marzo de 2014

LA MONSTRUACIÓN DE CABRÓNIDAS.

Las lenguas son muy importantes y multifuncionales. Dolores, que en mis años mozos fue mi profesora de lengua a la que aún hoy guardo gran estima, me obligó a leer a Quevedo y a Góngora para que aprendiera, entre otras cosas, que nuestra lengua es muy rica en sinónimos y antónimos. Si bien nunca me comí, literalmente, la lengua de un ser humano, sí es verdad que cada libro tiene un sabor diferente y ninguno sabe igual que otro; algunos hasta son insípidos. No obstante, madre y abuela, estando yo en plena edad de crecimiento mental y físico, cuando se veían aturdidas por mi verborrea infatigable y a menudo incomprensible, aseguraban que había comido lengua. Y las veces que permanecía callado durante largos periodos de tiempo, decían que mi lengua se la había comido el gato. Quizá es por eso que prefiero a los perros pero no a los hijos de perra, ya me entendéis. Otras tantas, para enfurecer a mis mayores, desobedecía sus imposiciones poniendo los ojos en blanco y sacando la lengua. Y ahora que ya soy mayor y se me ocurre decir que no saco la lengua salvo para enroscarla en la de alguna mujer y sus pezones y a posteriori comerme su coño, los hay que me tachan de deslenguado. Por cierto, me gusta el lenguado a la plancha, nunca conocí una lengua con pelos pero sí viperinas.

La lengua es universal; la lengua también es de los Rolling Stones y de los moñas de Kiss con Gene Simmons.




Publicado Por Cabronidas

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