te escribo la presente, mi amada priscila

primero para disculparme por las horribles cosas que te dije
ayer que chateamos por el puto facebook
-ya sabes que a veces la imaginación se me desboca
y empiezo a ver moros con tranchete en todos lados-
y segundo para decirte que no necesitas apurarte
por regresar lo más pronto posible junto a mí
yo sé que tu hermana te necesita con ella en veracruz
y entiendo perfectamente que no puedas dejarla abandonada a su suerte
el cáncer que la invade no es cosa fácil de sobrellevar
y ella está sola allá con sus dos hijos pequeños
sin contar con nadie más que tú para apoyarla
-bonita hora escogió el puto marido para largarse
con su alumna del politécnico 25 años menor que él-
me paso todo el tiempo pensando en ti
qué harás, dónde andarás, con quién hablarás
y cuando me dijiste que no pudiste conectarte en todo el día
porque habías estado fuera comprando algo de ropa
los celos me indujeron a imaginarte en el probador de la tienda
excitada y desnuda haciéndole señas a uno de los empleados
para que entrara al cubículo y te poseyera allí mismo
como la vez aquella cuando tú y yo lo hicimos en wal mart
escondidos detrás de una pila de cajas de galletas chokis
en su nueva presentación sabor fresa con chispitas de chocolate
cómo bastó con que te subieras apenas un par de centímetros la mini
y yo entrara en ti desde atrás y en 3 minutos terminara;
entiendo que te hayas sentido ofendida por mis insinuaciones
y que reaccionaras mandándome a la mierda como lo hiciste
diciéndome que te importa un huevo si me mato si no vuelves
a más tardar el lunes de la siguiente semana
que el tratamiento de tu hermana va para largo
y que pasarán algunos meses antes de que puedas dejarla
supongo que tendré que empezar a buscarme un trabajo
o ver si consigo vender mi guitarra autografiada de eric clapton
para obtener algún dinero y poder viajar a veracruz
-aunque a fin de cuentas dudo mucho que lo haga-
por cierto te dejaste olvidados los dos consoladores
y ayer después de nuestro altercado en el chat
al no poder dormir y rebuscar entre tus cosas un valium
encontré la tarjeta del tipo ese que tiene aquel gimnasio
justo a la vuelta de la casa de tu hermana
ese del que me has dicho que fue tu novio en la adolescencia
pero rompiste con él porque nunca lo quisiste bastante
ese que estuvo alcoholizado un año a raíz del rompimiento
y cada vez que te veía en la calle se hincaba y lloraba y te pedía
que le dieras otra oportunidad porque no podía vivir sin ti;
el año pasado que fuiste a veracruz para el entierro de tu tía domitila
no me dijiste nada de que lo hubieras encontrado y él te diera esa tarjeta
y por un momento me dije "debe habérsele olvidado"
sin embargo le seguí dando vueltas al asunto 
y me puse entonces a recordar todas las veces
que a lo largo de los últimos meses te he sorprendido hablando por teléfono
en voz baja al entrar al cuarto de baño sin antes avisar
y tú apagabas el celular y balbuceabas "otra vez mi hermana"
y bajabas la mirada al piso y te escabullías fuera diciendo
que tenías algo en la estufa o que ibas retrasada al trabajo
por supuesto me olvidé del maldito valium
y me pasé toda la puta madrugada atando cabos sueltos
tu desaforado apetito sexual, el intempestivo cáncer de tu hermana
el conveniente abandono de su esposo, tus prisas por subirte
al primer camión que saliera a veracruz, tus consoladores olvidados
me pasé toda la puta madrugada recordando cómo gritas
cómo tiemblas, cómo parece que se te salen los ojos de las órbitas
cómo me clavas las uñas en la espalda cuando alcanzas el primero
de la media docena de orgasmos que cada noche necesitas
para quedar saciada y aliviar siquiera por algunas horas
ese constante y terrible ardor que se ahínca entre tus piernas
esa furia ciclónica por coger que se alberga en tu insaciable coño;
me pasé toda la puta madrugada intentando no ver
la aplastante montaña de indicios que señala
lo que realmente debes estar haciendo en veracruz
y para distraerme un poco empecé a escribirte esta carta
que por cierto ya te hubiera mandado hace rato
-adjuntándole la imagen de una flor y una estúpida leyenda
donde dice te extraño, dulce amor de mi vida-
de no ser porque antes de hacerlo tuve la ocurrencia
de marcar el número del teléfono de casa de tu hermana
donde al cabo de dos timbrazos contestó una voz de hombre
-esa voz de inconfundible acento sureño que tiene
el marido de tu hermana "casa de la familia escobosa"-
la carta te la voy a mandar de todos modos
sólo añadiré a lo ya escrito un par de cosas:
ya sé cuál era tu prisa por irte a veracruz
ya sé lo que estás haciendo en veracruz...

puta