martes, 3 de diciembre de 2013

LA MONSTRUACIÓN

Lunes, 02 De Diciembre De 2013
A veces, en contra de lo que se cree, algo tan terrible le sucede a la humanidad que los cojones atenazan gargantas y los esfínteres se relajan. Ni siquiera debes tratar de encontrar una explicación para aplacar el horror que se apoderará de ti; al menos, no mientras huyes de ellos o les haces frente. Tan solo toma conciencia de que lo que antes era una solo raza, ahora son dos. El culpable pudo ser un arcano conjuro susurrado por un oscuro hechicero entre sepulturas mohosas en una noche sin luna. Quizás un virus que duerme bajo cero dentro de un tubo de ensayo y accidentalmente, despierta de su inactividad en el laboratorio cuya existencia nadie conoce. O por qué no, algún remoto e indescifrable mal de origen extraterrestre que el infortunio más insospechado trajo a nuestra vidas. Puede ocurrir en cualquier lugar y momento del día y la noche; eso sí: siempre sin avisar. Cuando ese momento llega, tienes que comprender que la calamidad y el peligro se han adueñado de todo lo conocido y caos y locura, campan por el mundo.


Aunque sus andares son lentos y torpes, hacen gala de una obstinación indoblegable y no conocen el cansancio. Por lo que debes intentar mantener la calma y por encima de todo, evitar que se abalancen sobre ti para hincarte el diente. Si te muerden pueden pasar dos cosas: que se detengan al primer mordisco tan solo para infectarte y convertirte en uno de ellos. Si eso ocurre, se abrirá ante ti un nuevo horizonte de gastronomía que haría palidecer al mismo Dante Alighieri. Sentirás el deseo de infectar cualquier cosa que se mueva o tenga vida y de colmarte con sus músculos, sangre y vísceras. Y el hecho de tener seres queridos y del ser que fuiste no será más que una canción del pasado que ya no significará nada para ti por mucho que la oigas. O puede que después del primer mordisco, si les resultas sabroso o están especialmente hambrientos, te desmembraran, destriparán, abrirán tu caja torácica como si fueran las puertas de un ascensor y te devorarán con fruición hasta vaciar el último recoveco como si se tratara de una fiesta de gula sádica.


No pienses que para acabar con ellos tienes que descabezarlos o cercenarles las piernas. Si lo haces, los más espabilados recogen su cabeza, se la colocan bajo el brazo para poder ver y reanudan tu persecución. Otros se arrastran como si nada y muchas veces, como que poseen un sólido sentimiento de grupo, los que andan cargan con el tronco sin piernas de su compañero. La única manera de matarlos aunque ya están muertos, es destrozándoles el cerebro o hacerlos pedazos con las aspas de un helicóptero, por ejemplo. El modo más rápido y eficaz es el tiro entre ceja y ceja o el levantamiento de la tapa del susodicho con un buen calibre. Pero como que no todos tenemos armas de fuego en casa, te las tienes que ingeniar con lo que tengas más a mano: un hachazo, un cuchillazo, un cucharazo, un palazo, un guitarrazo... Lo que sea con tal de sobrevivir y escapar.


Naturalmente, ya sabéis de qué estoy hablando. Si bien el señor George Andrew Romero no fue el primero en hacer películas de ese tipo, sí fue el creador indiscutible del arquetipo zombi, sentando las bases tal y como se conocen hoy en día. ¿Acaso nadie ha visto nunca una película de zombis? Y más aún, ¿es que existe alguna mala?




Publicado Por Cabronidas

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