jueves, 28 de noviembre de 2013

SARCO LANGE

la ventaja y su milicia




después se abrieron
todos los cajones

las páginas en blanco
eran escalofriantes nidos de arañas o cráneos

ancianas sin dientes/ sin tumbas
mañana será otro día
se decían llorando
apenas les brotaba la orina por sus prados

cada tarde, a eso de las seis de la mañana
una pérgola de soldados desprotegidos y asustados
te bloqueaba el pulso/ el abecedario
veías tribus sin reyes/ cabalgando entre la niebla
sobre sus hombros acerados
traían toda la miseria de este mundo
tu mundo
                el mío
                           el de ella
                                           el de él
peregrinos de una realidad de matorrales/ siempre a prueba
transmitiendo lo irremediable del vivir entre mordazas
ese sufrir por conseguir un amor
que te liquidará la mente/ el sexo/ las promesas
para después sólo quedarte
con una colección surrealista de tics nerviosos
amparados en la crisis de las ventanas

en el fondo
hecho mierda

o tienes tos
tose violentamente tu cuerpo/ el ahogo
te desesperas/ te vas corriendo a la habitación
tomas tu cabello y le haces una vuelta hacia atrás/ para que no te moleste en el recuerdo
te sientas/ enciendes el ordenador/ enciendes un cigarro
enciendes la pupila/ el sexo/ enciendes la tragedia/ el dolor
enciendes tu homicidio/ enciendes el verbo/ tomas impulso
te escapas en el infarto de los acuarios/ vuelas

y a mí, humilde/ grosera
y fervientemente
ya me empieza a latir la humillación

¿qué hay detrás de los muebles viejos que tienes en el cielo de la boca?
¿por qué enloquecen los abanicos en este histérico silencio?

(el amor se fatiga siempre en hermosos simulacros)

una vez traté de cerrarme la piel
con amalgamas de mareas/ con letras muertas
y grité/ grité alto/ desaforado/ vuelto loco/ escupía toboganes
                                                                                                    en el desierto de Atacama

te preguntaba
qué hay detrás de los muebles viejos
que tienes en el cielo de la boca
y no me respondiste nada

o tal vez lo hiciste
y yo estaba rasurándome la cobardía

me voy a ir a un cielo psicópata
a un lugar donde las camas
se abren por la mitad
y te dejan en otra cama

a ti te hablo
verbo maldito

o quizás
me voy a entregar a tu policía
a la impotencia de los secuestros
al contrabando espiritual de un jardín sin rostro
me voy a entregar a mí mismo
me subiré a las rocas/ veré suicidarme el mar
me arrojaré dentro de tu llanto/ a media mañana
justo en ese instante longevo
en que de la tierra comienzan a brotar los ataúdes
y certificados de mármol
con tu nombre escrito entre lámparas y rejas

sabes?/ encontré la métrica del vacío

tenía los dedos sin fe
estampida de demonios
masturbando a tu dios/ tu lejanía
pisos 12/ que en la realidad
es como estar viviendo allí
o acá/ en este cruel experimento
en esta cloaca ardua de misterios/ o el azar

o como tus brazos
o tus piernas
o esa forma absurda de verte sufrir despacio

o la situación endémica del caos
en el urderground mortal de los insomnios

 
 
había una vez un cuento
un caballo/ una madrastra
una abuela/ una niñita que coleccionaba cruces
 
en el bosque los árboles
se follaban a los pájaros
y el sol era lo mismo que el viento
apenas caía la noche
vencida
 
en la casa vivía un inventor y su mascota
el inventor agitaba los brazos
cuando le brotaban raíces de la frente
o su futuro 
 
cada tarde/ a eso de las 8
las puertas se caían
se caían las ventanas
se caían los rosarios
se caía todo y por todos lados
se caía su cuerpo/ sus ventajas
se caían los cuadros
como un criminal narcotráfico de martillos
 
se caía lo que antes siempre murió de pie
 
la tierra se partía en
dos
 
y se le apuraba la vida


en el hemiciclo
de un poema largo
se halla siempre
una agonía destemplada en el abismo

el capullo maldito
de un pirata
que se convirtió al islam del abandono

mejor tráeme una cerveza
o un cáliz con tu sangre adentro

limítame la corrupción y el cielo abierto 

tráeme toda tu ropa sucia/ orinada en el saqueo de los labios
porque te la voy a lavar/ con el detergente injusto de mi asco

tráeme tus orillas/ tus cafés de manos temblorosas
el aliento de tus sauces desbocados
el pesar

dejaré un rastro de palacios o tambores
y un confesionario lastimado
en la inmundicia precoz de nuestras aves

aspiraré el coágulo mutilado de las manos
haciendo del agobio
estrellas de mar enloquecidas
como si todo fuese una jodida y cruel mentira

una moraleja violada en su amarga fábula

una rama quebrada
durante la pesadilla de las hiedras

en las terrazas desiertas de estos días nublados
se encontrarán nuestros niños
se darán la mano/ se besarán en la mejilla
se irán a recorrer la playa/ viento norte
olas que en su espuma
traen el vértigo sagrado
de las piernas cuando se ponen a temblar

niños nuestros/ niños muertos
con las manos ácidas sobre la arena
mirando el sol poseer el horizonte
poniéndolo de espalda
para la estocada brutal de un recuerdo malherido
niños que se dicen en un susurro
que una puesta de sol es como una puñalada
un vómito de nicotina en celo
niños olvidados/ destruidos/ abandonados/ muertos de hambre
pidiéndole limosna a los limosneros
sacrificando la humedad del presente
por un pornográfico sepelio de globos amarillos

niños sin voz/ acaudalados en su desorden
niños tragedia
niños de sal

niños trenes

niños sin fe, carentes de ánimo
perseguidos/ demacrados/ cubiertos de algas

niños que avanzaron

 
óyelo bien hijo de puta
ESTOS NIÑOS AVANZARON





y esa fue la triste historia de dos poemas que un día se quisieron suicidar, se fueron al borde guerrillero de la sinrazón y se pararon frente a frente al infinito, cerraron los ojos, se tomaron de las manos, las apretaron, se olvidaron de las lágrimas para siempre, cogieron impulso, abrieron sus alas y se lanzaron al vacío intoxicados en un beso eterno hijo de la locura.


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