martes, 12 de noviembre de 2013

LA MONSTRUACIÓN. BLOG AMIGO.

Martes, 12 De Noviembre De 2013
El primer disco que compré, un año después de los mundiales de Naranjito y con dinero de mis padres, no era un disco sino una cinta de casete de Barón Rojo que se titulaba "Metalmorfosis". Cuando llegó el soporte digital, el cd se adueñó de las estanterías de miles de melómanos y las cintas pasaron al olvido; lo que propició que lápices, bolígrafos y rotuladores, volvieran a utilizarse para lo que realmente fueron concebidos y no para rebobinar en un sentido o en otro. El primer cd que adquirí a modo de regalo fue el "Shymphonies of sickness" de Carcass, con la portada original y sin censuras de ningún tipo. La cinta de Barón Rojo aún la conservo, puesto que me ata a ella un sentimiento añejo y especial. El cd de Carcass, para profunda pena de mi corazón, me lo robaron en una de aquellas fiestas de adolescentes a las que acudía. Desde hace años se puede adquirir en cualquier tienda especializada, pero con una portada para quinceañeras que no hace justicia al magnífico contenido musical del disco.


Cinta y cede respectivamente, aun habiendo pasado ya tantos años, me siguen pareciendo una joya en su género. Aunque no faltan quienes más jóvenes que yo, me digan que esa música solo sirve para provocar suicidios en masa y vómitos como cascadas. Porque según me cuentan, la mejor música es aquella con la que haces el amor y con la que follas, o ¿acaso existe una música mejor que aquella que te pone cachondo? Semejante deje de sabiduría se puede hermanar con aquella otra frase que reza: "si bailas mal, follas mal". Aún hoy, estoy intentado desentrañar el mensaje intrínseco que hay en tan erudita asociación de palabras. Pero sí, existe una música mejor y es la música con la que lloras. Hace poco no pude contener las lágrimas y dejé que brotaran en plena convulsión emotiva cuando, mientras tendía la ropa, escuchaba "El malo" , interpretada por los pioneros indiscutibles Barón Rojo. Es lo que pasa cuando uno es engreído y tiene cierta edad, que te vuelves altamente receptivo, sensible, y comprendes que no puedes competir porque ya no vales ni para ligar. Ahora las chicas los prefieren con aspecto grunge a lo Johnny Depp; o con los pantalones por debajo del culo; o con la visera de la gorra cubriendo la oreja; o con cierta aura de misterio como el vampiro alelado de "Crepúsculo" o directamente vacilones, cachas y subnormales.


Hoy me ha vuelto a ocurrir. Estaba en el cuarto de baño ante la taza abierta del inodoro, cuando ha empezado a moquearme la nariz y las lagrimas se iban agolpando nublándome la vista hasta derramarse cuantiosas. Os aseguro que no había nadie en las proximidades troceando cebolla. Entraban cálidos haces de luz a través de las estrechas franjas de la persiana que, en su camino hacia el suelo, incidían en la fluidez de mi orina que caía larga e ininterrumpida produciendo una cantarina musicalidad al contacto con el agua del váter, que mezclada con las estimulantes melodías de "Cadaveric Incubator of Endoparasites", que fluctuaban desde el comedor ejecutadas por la maestría innegable de Carcass, dotaban aquella bella conjunción de momentos, en algo mágico e inusualmente poético. Es lo que sucede cuando en una misma persona, conviven, el gusto por los ritmos extremos, y la facilidad incontenible de que estos también te conmuevan hasta el llanto. Por eso las mujeres que ya no son chicas, lejos de considerarte un tipo interesante y sensitivo, te miraran pensando que eres raro o irremediablemente gilipollas.


Por eso el amor es ciego y no ve porque siempre va borracho. Y por eso, como los caminos del Señor, los de la música también son inescrutables.





Publicado Por Cabronidas @ 16:08

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