voy a cargar la escopeta
y saldré a hacerle puntería
a ese sujeto que escribe poemas
y que mientras los corrige
vomita rosas y escafandras
si no cae del disparo
es porque aun no tolera
el espacio que hay
entre sus dedos y el olvido
le tendré la mejor de las trampas
que en una noche de otoño se pueda preparar:
seducirlo en su propia vigilia
mientras cree que está a salvo
debajo de la frazada prenupcial de su fiebre y su hecatombe
decirle que no huele a ceniza
ni a barco viejo
ni menos a la humedad del cobre
mentirle
destrozar su más íntima verdad
la de los cuervos, su muela y el vello amplio del hastío
de la herida
la hebra muerta
que corrige su rumbo
en el viento feroz de los manicomios
y cuando esté tumbado bajo los nogales
ver si vibra, si tiembla
si aún tiene ganas de insultar al mar
si le queda un vago respiro
para someterse dócil
en la privacía de lo que se escapó
a través de rieles
que duermen sobre puertas infinitas
y saldré a hacerle puntería
a ese sujeto que escribe poemas
y que mientras los corrige
vomita rosas y escafandras
si no cae del disparo
es porque aun no tolera
el espacio que hay
entre sus dedos y el olvido
le tendré la mejor de las trampas
que en una noche de otoño se pueda preparar:
seducirlo en su propia vigilia
mientras cree que está a salvo
debajo de la frazada prenupcial de su fiebre y su hecatombe
decirle que no huele a ceniza
ni a barco viejo
ni menos a la humedad del cobre
mentirle
destrozar su más íntima verdad
la de los cuervos, su muela y el vello amplio del hastío
de la herida
la hebra muerta
que corrige su rumbo
en el viento feroz de los manicomios
y cuando esté tumbado bajo los nogales
ver si vibra, si tiembla
si aún tiene ganas de insultar al mar
si le queda un vago respiro
para someterse dócil
en la privacía de lo que se escapó
a través de rieles
que duermen sobre puertas infinitas
el poeta que muerto nace de la herida.
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