jueves, 30 de mayo de 2013

UNO NORTE. SARCOLANGE.




para los hombres que escriben textos o poemas



La cosa es clara. Si no eres alcohólico -o medianamente alcohólico- es obsceno que escribas sobre tus supuestas y mentirosas e infantiles borracheras. Mira que decir que estabas medio muerto dentro de una de whisky al mismo tiempo que te estabas tomando un té de manzanilla es, por decir lo menos, una falta de respeto para quien te lee (todo se sabe, socio, todo siempre se va a saber...).

Si no amas de una forma ESCALOFRIANTE a una mujer también es inaceptable que escribas poemas de amor y desamor.

Dime algo poeta, ¿Has querido morir por amor?. Te cambio la pregunta. ¿Te has querido marchar por amor?. Te cambio el verbo: ¿Te has querido MATAR por amor?.

¿Has llegado a pensar que una mujer te ha vuelto loco y que no vale mucho la pena respirar un aire que ella no respira?

¿Has estado en ese punto demente en que la ves por todas partes, en cada rostro, en cada silencio, en cada grito, en el preámbulo hostigoso de un bostezo mientras bajas al metro y todos los pasajeros son ella y ella es tú y tú eres ella pero ella no está y tú tampoco estás si no está ella?

En fin. Si escribes sobre cosas que no te han arañado el alma muy de cerca es porque sólo estás lanzando palabritas estériles a la pantalla de un triste notebook, lo que es lo mismo que irse a masturbar al baño y en el momento de eyacular, el chorro se detiene y se devuelve por donde vino, pero el placer, quiérelo o no, te queda. Amargo, pero te queda.

Hablemos de Marihuana:

Así la armo yo.

Cojo el puñado de Marihuana
arranco una hoja del cuaderno donde tengo sus poemas anotados
pongo la hierba sobre el papel
cierro los ojos
y la veo a ella tan verde y tan desnuda
cuerpo de cogollo y de hojitas de cannabis
la trato bien, la muelo delicadamente (sé que va a resucitar después)
corto un pedacito del poema
fabrico cuidadosamente esa especie de ataúd maravilloso
y me hago un porro con su cuerpo molido
con su cuerpo de verde amanecer entre la bruma
lo enciendo en la punta (oh, Dios, existes)


y te fumo gitana de mi corazón
te fumo en lo inalcanzable de los siglos
aspiro tu huella directo a mis pulmones
me quemas los dedos y empiezo a alucinar
te veo trágica, desnuda y categórica
caminando sobre las rocas
hablando con gaviotas y recuerdos
siendo magia luz tiniebla y paraíso
patria sentimiento alcoba y carnaval
cierras los ojos y alzas la cabeza
sientes los disparos que te endoso desde esta hierba-poema
te sientas amor, te sientas sobre el musgo
abres la boca y abres las piernas y bajas tu mano
y te palpas el sexo y sudas lo que alguna vez nos sudó tanto martirio
agitas los muslos, los abres, los cierras
escupes, gimes, lanzas palabrotas, te clavas las uñas en el coño
sangra el mundo que chorrea mil galaxias
el tiempo se detiene y el vello se eriza
te corres
te corres ahogada en el semen que te llega desde el mar
peces de colores tornasol inmersos en el abismo
barcos de mil esloras navegando en medio del océano
me odio por amarte tanto
y me amo por odiar lo que nunca te he olvidado
y bajas la cabeza, mujer de trece manos colgando en la eutanasia del poema
recorro tu soplo como si fuese un temporal de flores unicornias
y el cuerpo por fin comienza a descansar
luego
el viento
la espuma de los años
el rostro
de mil caballos
santificados en el frío
como si el pueblo de tu alma
se tornara en reino
y precipicio
en cosmos
en tribu anochecida
esperando el llamado genital
de los cuervos que bautizaron
el temblor de nuestros nombres



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