Resulta paradójica la geometría del tiempo,
una caminaba viva, dándole de comer a los años,
hasta que alguien chocó e, irremediablemente,
apareció el cruce.
Dos líneas. Un choque. El cruce.
A mi gustaría quedarme en ese encuentro,
donde todo parecía ser,
donde todo parecía estar;
sé que hay idiomas que no entienden la diferencia
pero, en el momento de la intersección,
yo fui más
que estuve.
Pero el reloj empuja,
y hay que tomar la dirección,
llenarla del sentido adecuado,
buscar un lugar común.
Un metrónomo en las muñecas,
marcó la diferencia,
yo fui norte,
y tú sur
y el cruce, sólo un tiempo entre los dos.
El cruce. Un choque. Dos líneas.
http://elcaminodelentusiasta.blogspot.com.es/
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