La corona y el Gobierno en el diván de Freud
Todos sabemos ya que ni el rey ni el presidente del Gobierno mandan gran cosa: están a las órdenes de los que tienen de verdad el poder.
Eso no quiere decir que no cumplan una función de vital importancia, en mi opinión: la función representativa.
La economía psíquica de nuestro sistema político requiere que el Ego ciudadano aprenda a sobrevivir situado entre las exigencias del Id coronado y el Superego gubernamental.
Sombras en la caverna
Las obras de Shakespeare siempre se ha insinuado que las escribió Marlowe.
Como decía Woody Allen: vale, de acuerdo, me han convencido, pero ¿quién escribió entonces las obras de Marlowe? ¿Shakespeare? ¿Francis Bacon? ¿Un tipo de Segovia que pasaba por allí y aprendió inglés con el método Ollendorf?
No nos conformemos con esto
No se lo tome a mal, de verdad. No es "aparte de ser madre", es también porque es madre. Tiene usted toda la razón. El problema es que el argumento además de falso, es maniobrero. No va contra las madres, sino a favor de que no se pueda hablar de clases sociales. De que hablemos de padres y madres, negros y blancos, homosexuales y heterosexuales en lugar de hablar de lo que de verdad importa.
Cuanto menos se habla de clases sociales, más fácil resulta echarle la culpa a los demás. A las mujeres, a los gitanos, a los burgueses, que siempre acaban siendo un incordio: No cree que ya deberíamos rebelarnos y echarle la culpa a los bancos, a los empresarios, a los directores generales nombrados a dedo por el PP y el PSOE. Pues claro que la sociedad es machista (las mujeres también, por cierto), pero ¿ése es el problema? No se lo ponga tan fácil. ¿Qué quiere: que monten otro Observatorio, un Comisariado, un Telescopio con Número de Urgencias?
Francamente, ¿por qué tenemos que jugar en su tablero? ¿Por qué tenemos que consentirles que ellos decidan "la agenda"? No hablemos de madres y de padres: hablemos de ricos y de pobres. Si le parece bien.
El salario es mi patrimonio
Comprendo su alarma (y santa indignación) por el impuesto a los depósitos. Ahora bien, ¿crímenes contra la humanidad?
Estoy en contra de gravar los depósitos, sobre todo de pequeños ahorradores e incluso aunque sean chipriotas. Dicho esto, a menudo me pregunto por qué le tenemos tanto respeto al dinero. O en otras palabras: ¿cuál es la diferencia entre imponer un impuesto al dinero que tienes ahorrado y subirte el IRPF? ¿Qué es más criminal: un corralito o cinco millones de parados?
Incluso este periódico habla de “confiscación”, como si el dinero fuera una propiedad sagrada y el salario, en cambio, no fuera más que algo que un empresario o el Estado te dan graciosamente y por tanto te pueden reducir, gravar o confiscar cuando les dé gana.
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