jueves, 25 de abril de 2013

LO QUE NO ESTÁ ESCRITO. LIBRO DE RAFAEL REIG.

Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

Cómo me noqueó Ángela Vallvey

El Día del Libro fue para mí una sucesión de regalos.
Primero, gracias a Alejandra Segrelles, que lleva los derechos de traducción, ha aparecido ya en las librerías italianas Lo que no está escrito.

A mí me encanta la portada, con las tres figuras hechas con hojas de crucigramas doblados.
A la primera oportunidad, Alejandra y yo nos vamos a beber una botella de grappa para celebrarlo.
Luego, cuando llegué a la Casa del Libro de Gran Vía, apareció, resplandeciente, Cava, mi querida Cava, con la que siempre me río a mandíbula batiente, y me trajo una botella de excelente vino de regalo.
Quedamos en bebérnosla juntos.
Allí estuve una hora y, palabrita del niño Jesús, incluso firmé algún libro, mientras charlaba con los amigos.
De allí nos fuimos a El Corte Inglés de Preciados, que habían puesto unas mesas fuera. Me tocó al lado de Javier Pérez Campos, a quien no conocía (es que no tengo tele), pero nos hicimos amigos de inmediato y propusimos intercambiarnos las lectoras, porque siempre parecen mas guapas las lectoras del libro ajeno. Javier firmaba (bastante más que yo, tengo que admitirlo) su En busca de lo imposible. Mas tarde apareció Rosetta Forner con su (ojo, hay que tomar aire antes de leer el título) El príncipe azul que dio calabazas a la princesa que creía en cuentos de hadas.
Luego vino el regalo, que fue Katy Anna a que le dedicara un libro, y se lo dediqué y nos hicimos esta foto:
Me fui a comer con unos amigos y por la tarde a firmar en La Casa del Libro de Goya, en la calle Alcalá.
De allí fui a buscar refugio en un bar, me administré unos whiskies terapéuticos y me reuní con mis adversarios en el primer combate de Lucha-Libro, que había organizado Toño Angulo Daneri en Alcalá 31.
Primero me tocó combatir con Ángela Vallvey. Nos sentaron en el ring frente a frente, cada uno con un ordenador. Teníamos que escribir, en diez minutos, un cuento con la palabra “noche”. Mientras escribiamos, se proyectaba nuestra pantalla de ordenador en pantalla grande, asi el publico podia seguir lo que ibamos haciendo cada uno, qué corregíamos y reescribiamos, cuándo nos parábamos sin una sola idea más, cuándo cogiamos carrerilla…
Me noqueó. Al primer guantazo. Sin piedad. Caí sobre la lona, me fui a mi rincón, me pasé la esponja por la cara, intenté rehacerme y no lo conseguí.
El público le dio la victoria a Ángela por aclamación.
Luego se enfrentaron Marta Rivera de la Cruz y Martín Casariego. Venció Martín.
En la gran y reñidísima final compitieron por el título Ángela y Martín.
-Quiero juego limpio, nada de golpes bajos, faltas de ortografía o metáforas facilonas, ¿entendido? -decia el presentador.
El tema era “el infierno”. El relato de Ángela trasladaba a la narradora al mismísimo infierno. El de Martin, auto-ficticio, explicaba el infierno que era estar oyendo allí teclear a Ángela mientras a el no se le ocurría nada.
La votación, mediante aplausos, fue muy igualada, pero al final se alzó Martín con el título.
Nos fuimos los combatientes de copas con el campeón Martín, sin resquemores: al fin y al cabo ¿no había tenido ya demasiados regalos a lo largo del día?

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