Acabó la ceremonia
Y no apagué el candil.
Remataron las cruzadas
Y no te vi por aquí.
Rompieron en sollozos:
Los niños y las flores.
Se subieron a mis hombros:
Lagartijas y ruiseñores.
Bastaron veinte horas
Para acordarme de ti.
Navegué diez años
Para hacerte sonreír.
Musité durante un rato
Llegando a sonrojarme.
Bebí hasta que la noche
Me presto su halo amargo.
Gusto mi último verso,
A un ser deleznable,
Se lo leí cuarenta veces
Y casi volvemos a vernos.
Sentí como el que huye
Un disparo en el envés,
Cuando me di la vuelta
Observe: un árbol,
Una luz y un cura.
¿Por qué ahora que te visito
Me ofreces una gavilla de fe?
Cuando alcé la cabeza hallé:
Un árbol una luz y tu rostro.
Jorge, que maravilla leerte. Besos.
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