¡Montes de Granada
hermosa,
jazmines que hay
en la vega,
ojos de mujer
moruna...!
Al irme me voy con
pena.
Tierra que vio a
Federico
componiendo sus
poemas,
hechizo de bellas
noches,
suspiros entre
tinieblas...
¡Es el rey moro
quien gime,
quien llora, quien
se lamenta,
tras su obligada
partida,
despojado de su
hacienda!
Esta tarde, en
breve rato,
he de partir y
aquí queda,
sin dejar amor
ninguno,
el alma de amores
llena.
Aguardo volver a
verte
y espero que cuando
vuelva
sigas tan bella y
hermosa.
¡Adiós, Granada
serena!
No me extraño de
las luchas,
nada me extrañan
las guerras
que mantuvieron
los moros
y los cristianos,
sin tregua,
por conseguir tus
jardines,
por conquistar tu
belleza,
por ser dueños de
las fuentes
de tu Alhambra,
tus callejas.
¡Adiós, Granada! Ya
parto.
Veo un tren que va
a Marchena;
un poco tarda aún
el mío,
que va a tierras
madrileñas.
Magerit también
fue mora,
algo de tu sangre
lleva,
pero no tiene el
encanto
de tus mujeres
morenas.
Y aunque castizo
de estirpe,
¡por muy chulapo
que sea!,
siento en el alma
honda envidia
de quien se queda
a tu vera.
Adiós, Granada. Ya
entiendo
y comprendo que a
un poeta
bajo tu sol
alumbraras...
¡Que él me
transmita su emblema!
Buen romance Francisco, cargado de nostalgia.
ResponderEliminarFelicidades, amigo.
Lo escribí en la cafetería de la estación de Granada, hace 7 años, sobre una servilleta de papel y tomándome mi última copa de pacharán. Mientras esperaba el Talgo que me trajera a Madrid.
ResponderEliminarHay quienes dicen que es mi mejor romance. Sobre eso no puedo opinar, porque quiero a todos mis poemas por igual lo mismo que a mis hijos. Pues hijos míos son a la postre.
Muchísimas gracias por tu comentario tan amable y por haberme abierto las puertas de este sitio.
Un fuerte y afectuoso abrazo, poeta.
Francisco
Precioso este romance, este sitio es tu casa, y estamos muy contentos de tenerte aquí, eres un gran poeta. Besos, Francisco.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Loli.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado el romance, amiga.
Muchísimos besos.
Francisco