viernes, 10 de agosto de 2012
No se pueden robar carritos de 400 euros pero se pueden robar carrazos de 23.000 millones
Vengo siguiendo con creciente entusiasmo las consecuencias de la doble acción del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), que robó carros de comida de dos supermercados, uno de Écija y otro de Arcos de la Frontera, para dárselo a albergues sociales que habían hecho pública la falta de alimentos. Comencé a emocionarme cuando el diputado / alcalde / personaje Sánchez Gordillo, en lugar de esconderse o huir a las Islas Caimán, permaneció a la luz de los focos y los taquígrafos quieto y desafiante, en el plan de aquí estoy, no he hecho nada malo, venid a buscarme cuando queráis. Eso me hizo pensar que la acción se había cometido con mucha inteligencia.
Ahí quería llegar. Vengo diciendo que estoy de acuerdo con toda acción de sabotaje contra los bienes e intereses del Régimen con la única e indebatible condición de que no afecte a las vidas de sus responsables, pero, ¿de qué sirve lanzar una piedra contra el BBVA si al instante te detiene la policía y te lleva a Leganitos? ¿Qué se consigue cortando una calle si los agentes te cazan y te meten un puro? ¿Para qué sirven las concentraciones no legalizadas si te identifican y te envían a casa una multa de 300 euros?
La acción del SAT me parece de diez. En primer lugar, han elegido para la acción el problema más acuciante que sufre España, que no son los recortes ni las pagas extras ni el poco futuro de nuestros jóvenes, sino el HAMBRE que está comenzando a padecer un pequeño porcentaje de la población. En segundo lugar, antes de cometer la acción, se han leído el Código Penal, cuyo artículo 623 establece que, si te apoderas de un bien ajeno sin violencia pero contra la voluntad de su dueño, y ese bien cuesta menos de 400 euros, no se trata de robo ni de hurto sino de “sustracción”, con lo que el castigo es de “localización permanente de 4 a 12 días” o multa de uno a dos meses. Por otra parte, la policía ni siquiera identificó a los integrantes del SAT, Sánchez Gordillo se mantuvo siempre en la calle, sólo en labores de organización, y uno de los dos supermercados, el de Arcos de la Frontera, ha “asumido” la sustracción y no pondrá denuncia.
Llevo unos días emocionado viendo al Gobierno, PP, PSOE, Banca, Iglesia, El País, El Mundo, RTVE, Ser, Cope, pasándose el frasco de las sales, esto es una barbaridad, no hay derecho, no se puede llegar a la ley de la selva, indignados porque se ha roto el monopolio del robo, que lo habían inventado ellos y para ellos. Hay que ver cómo se rasgan las vestiduras por carritos de menos de 400 euros, cuando ellos roban carrazos de 23.000 millones. Y lo más curioso es que, en lugar de atacar el problema por la raíz y crear un plan para cortar los brotes de hambre que está sufriendo una pequeñísima parte de la población, deciden cortarlo por la vía penal, judicial, represora. Y el caso es que el Régimen no puede hacer NADA. Cambiarán la ley en pocos meses para defender a sus amos, pero de momento no pueden hacer nada. Lo máximo, tener localizados a los del SAT durante cuatro o doce días. O ponerles una multa que, en el caso de que llegue, espero que se haga pública para que la paguemos entre todos los españoles (los honrados, me refiero).
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