domingo, 8 de julio de 2012

NEORRABIOSO


domingo, 8 de julio de 2012

Comentario de LLUÍS BOSCH a Neorrabioso (Ediciones La Baragaña)


Unos años atrás tenía cientos de libros pero me cansé de ellos. He cambiado muchas veces de piso y llevarlos es un acarreo penoso, imagen del exilio y la miseria que uno se construye para sí -a no ser que contrates una empresa de mudanzas, inasequible a mi PIB. Uno lamenta esos quilos de papel impreso cuando no ha nacido en una gran casa o piso de altos techos con biblioteca, cuadros al óleo, habitaciones espaciosas y la promesa de una herencia. He vivido en muchos pisos de siete poblaciones distintas (Barcelona, Montgat, Santa Coloma de Queralt, Cáceres, Maó, Lleida, Terrassa), y al final opté por eliminar el peso del papel encuadernado. Hice una selección (con tremendos errores irreparables, como es natural), y ahora tengo una pequeña expresión de ese rastro de vida que son los libros comprados y leídos -o no leídos, o tomados prestados, y que esperan la lectura con paciencia de estatua etrusca.

Sin embargo, hace unos meses me entró el gusanillo de comprar libros otra vez. No sé muy bien qué debe significar eso, si es que acaso algún acto significa. Pasar años y hojas del calendario no significa nada -lo dice mi psicóloga.

Viernes, 6 de julio de 2012 (del diario que no escribo)
Salgo de casa tarde, porque vivo en ese limbo impreciso de unas vacaciones raras al cabo de las cuales está la cola del paro. Con los ojos todavía llenos de telarañas descubro un sobre gordo metido en el buzón. Me lo meto en la mochilita y no lo abro hasta que estoy sentado en el tren. Son apenas cuarenta minutos, y al mediodía el ferrocarril va medio vacío. Hay chavales pegados a sus pantallas, mayores cons sus e-books y una señora casi anciana emperifollada y enjoyada hasta la médula discutiendo con su novio: Ya sé que te llaman muchas mujeres, pero yo no soy sólo una más -le espeta ella mientras relincha el oro en sus dedos, antebrazo y cuello. Desde luego, pienso yo, hay gente valerosa: todo ese oro...

Abro el paquete: es el libro que esperaba. Neorrabioso, poemas y pintadas (Editorial La Baragaña, Madrid, 2012). Firmado por un poeta de Madrid llamado Batania. Leo poemas al azar, el prólogo y el índice, más o menos por este orden. Los títulos que me sugieren algo los voy buscando luego, despacio, y los leo. Vuelvo al índice, vuelta a empezar. En la estación Hospital General entra un grupo abundoso de médicos latinoamericanos procedentes de un congreso, hablan alto y fuerte, se quejan de las deficiencias del gran congreso en Europa que les prometieron y la mayoría están como dolidos de lo que les ha dado esa Cataluña presuntuosa.


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