jueves, 26 de abril de 2012

Vencida

Sin hacerle mucho caso
tomé sus manos húmedas.
Las cubrí entre las mías
me aferré a ellas.
No quería que se durmiera.
Sentimiento egoísta.
Sabía que era en el sueño donde encontraba alivio.
Sin embargo quería mirarla
y mirarme en sus ojos mojados.
Sin soltarle la mano le hable despacio.
Su mirada serena, 
no estoy segura si escuchaba.
Quería hacerla sentir bien, 
que supiera que la amaba.
Pero la veía perdida y yo desconsolada.
No quería que se fuera,
¿que haría si se marchaba?
Era inevitable,
ella pedía alejarse.
No por haber sufrido o por no haber tenido una buena vida,
sino para encontrar alivio físico, humano.
Dolores absurdos que nosotros nos creamos.
Tomé un paño frío,
y refresqué su frente que ardía
Aún en la fiebre era hermosa
y era tan mía.
Ojos de final agradecidos
Se marchó tranquila y yo con el alma herida,
la miré alejarse y caí de rodillas.
Me lloraba el alma,
me dolía la vida.
Ella comenzaba
y yo estaba vencida.

2 comentarios:

  1. Cuanto sentimiento en este poema, que tan bien has sabido trasmitir. precioso poema. Besos Sofi.

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  2. Tristemente bonito, espero que no lo hayas vivido... Saludos

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