jueves 19 de abril de 2012
ANECDOTARIO DE ESCRITORES (258): Orwell salva la vida en la Guerra Civil española gracias a la mala puntería de un centinela de su propio bando
Y en la oscuridad, los reclutas novatos se tiroteaban continuamente entre sí. Cierta vez, cuando todavía no era noche cerrada, un centinela me disparó desde una distancia de veinte metros, y me erró por uno. Quién sabe cuántas veces la mala puntería española me salvó la vida.
[...] Las difíciles contraseñas que la milicia utilizaba en esa época constituían otra fuente de peligros. Se trataba de complicadas consignas dobles en las cuales era necesario responder a una palabra con otra. Por lo general tenían un acento afirmativo y revolucionario, tal como cultura-progreso, o seremos-invencibles, y a menudo resultaba imposible conseguir que los centinelas analfabetos recordaran estas palabras altisonantes. Recuerdo que una noche la contraseña era Cataluña-heroica, y un joven campesino de rostro redondo, llamado Jaime Doménech, se me acercó, muy desconcertado, y me pidió que le explicara:
–Heroica... ¿Qué quiere decir heroica?
Le expliqué que era sinónimo de valiente. Poco después avanzaba tropezando por la trinchera a oscuras cuando el centinela le gritó:
–¡Alto! ¡Cataluña!
–¡Valiente! –respondió Jaime, seguro de recordar la palabra exacta.
¡Bang!
Afortunadamente, el centinela erró. En esta guerra, todo el mundo le erraba a todo el mundo, siempre que fuera humanamente posible.
GEORGE ORWELL, Homenaje a Cataluña, El País, S.L, Madrid, 2003, 297 págs.
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