domingo, 4 de marzo de 2012

TORO SALVAJE. Blog amigo.

LOS MANDINGOS

Y un domingo de primavera
los mandingos aparecieron en el pueblo
luciendo sus penes descomunales
y empezaron a encular viejas a la salida de la iglesia
y las viejas gritaban
y huían escocidas
por las callejuelas del pueblo
con la ropa medio arrancada y hecha jirones
y otras se desmayaron empotradas
en soportales, árboles, tractores y paredes
y los mandingos entraron en las casas
y reían y gritaban victoriosos
cabalgando a las viudas vestidas de negro
encima de las camas de matrimonio
mientras los maridos muertos
miraban desde las fotos
y cuando se aburrieron de las mujeres
fueron a por los hombres
y entraron en los bares
y violaron a los viejos que jugaban tranquilamente
y saltaron por el aire las barajas y las fichas del dominó
y los viejos reventados huían por las ventanas
mientras los mandigos les azotaban la espalda
con sus penes descomunales
y el pueblo era un río de semen
sobre el que navegaban montones de gafas
dentaduras postizas y ropa interior rasgada
y después los mandingos descubrieron al cura
escondido y temblando en el confesionario
y no tuvieran piedad alguna con él
y mientras tanto Dios en el cielo no paraba de reír
y todos los santos cantaban y bailaban la conga
y después les tocó el turno a las cabras
a las ovejas, a las gatas y a las yeguas
y el semen engulló al pueblo entero
y entonces los mandingos volvieron a África
con sus enormes penes satisfechos
y aparecieron otra vez en la aldea
y abrazaron a sus mujeres y a sus hijos
y entraron en las chozas y se quedaron dormidos
con la enorme satisfacción del deber cumplido.
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