viernes, 17 de febrero de 2012

Tomás Rivero, poeta. Blog amigo.


De nuestra impaciente soledad

De nuestra encendida juventud
sólo queda un sólido dolor,
una impaciente soledad
instalada en aquellas partes del cuerpo
donde la medicina no tiene acceso.

Recuerdos. La tarde.
Este paseo con el mar tan cerca,
el viento cálido encendiendo el rostro
de sol a nuestras pálidas mejillas.
La nostalgia también se cura
bañándote en ella
o también comentando sus causas
con algún compañero de viaje
emocionado de rutas,
pasos fronterizos
o deliciosos cruces de caminos.

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