miércoles, 15 de febrero de 2012

Más claro, agua. Blog amigo.


Microrrelato Express # 118


Sonó el teléfono de casa y en la pantalla apareció iluminado el número de mi propio móvil, el cual había dejado en el lugar de costumbre hacía apenas dos minutos cuando llegué. Descolgué extrañado y pronuncié un cauto “¿Dígame?”…

Era yo mismo, devolviéndome la llamada. Y es que el día anterior creí haber perdido el móvil y desde el fijo me hice una llamada para localizarlo por el sonido.

Al rato, todavía con el susto en el cuerpo, di de baja ambas líneas de teléfono.



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