Soy el Chapas... el Ciber-chapas.
Diez de la mañana, "horario de señor" como decimos por aquí, que nadie se vaya a creer que un parado coge el tren de cercanías antes de esa hora."El Mundo"
bajo el brazo, sentado en la dirección correcta para no marearme
mientras leo, a punto de deleitarme con el único artículo que leo de
este periódico a la semana, mi amada y esperada crónica de la liga de
fútbol, la "Barra Brava" de David Gistau, algo sublime y merengón -no lo negaremos- que hace que los lunes tengan algo de esperanzador.
"... y es que Chaves lo tiene bastante claro. Le fallan los
apoyos. Su plan de guerra mundial no le está saliendo bien, pero poco a
poco irá en la buena dirección y doblegará a los americanitos; y con
ellos se hundirán también los sudamericanos y los putos españoles que
les van detrás..." Una voz arrastrada, pausada, pero directa y
analítica. Enfrente de la voz nadie mira, ni asiente, ni siquiera con la
cabeza; todo son miradas al infinito. Sin duda la voz está hablando
sola, como digo: al infinito y más allá. El dueño de esa
voz es un tipo con el pelo largo, despeinado y mal recogido por una goma
elástica, su barba es igual de larga y descuidada, con unos mofletes
sospechosamente sonrojados y unos ojitos rojos, hendidos y delatores.
El tipo sigue, erre que erre, mezclando el castellano con el mallorquín;
muy pausado, con un tono extrañamente analítico, como de tertuliano de Carlos Herrera, o algo así.
"... y es que el tío no es tonto, quevá, no te lo creas, es muy listo
el Chaves este; ¡bueno es él! Tiene una gran flota, sobretodo sus
submarinos son espectaculares; muy rápidos, capaces de girar mucho y de
tomar profundidad muy rápidamente; por no hablar de lo habilidosos que
son los capitanes de esos submarinos; no como el del "Concordia";
a ese le diría yo cuatro verdades; ya lo hubiera puesto yo de vuelta y
media... maniobra de saludo... maniobra de saludo... ¡maniobra de
vergüenza!"
No levanta la voz, sigue pausado, discreto, sentando cátedra. Nadie le
mira, aunque creo que más de uno le escucha. Intento concentrarme en mi
pasatiempo matinal de los lunes; todo un fin de semana esperando este
momento y ahora es imposible concentrarme; no he podido asimilar ni el
título.
"... olía a fresa, sí a fresa, un olor muy extraño... y es que he dormido tan mal. Con lo de la Whitney se
me ha quedado un mal cuerpo que no veas; allí la pobrecita, sola en la
bañera. No podía dormir y me he levantado a eso de las tres y me he
jodido dos yogures. Luego con el estómago así como revuelto he regresado
a la cama y olía a fresa... ¡claro! de los yogures, que se me habían
quedado trocitos por la barba y yo venga a oler a fresa en la cama... he
dormido fatal..."
Sigo sin poder pasar de la primera línea; imposible concentrarme; imposible no escucharle.
"... a diez puntos... ya me contarás... y el puto Cristiano ese...
encima... lo que me faltaba... no he dormido en toda la noche."
Nadie le mira. Al no ser yo un habitual de este trayecto, ni de este
horario pienso que quizás esta todo el mundo acostumbrado. Me levantaría
y cambiaría de asiento de muy buen gusto, pero me parecería una falta
de respeto. Creo que es como desairar al orador, allí sentado, con su
mirada perdida directa al auditorio y sus razonamientos ceñidos a la más
rabiosa actualidad.
"...no... y lo tendrá muy complicado... si se cree que lo tiene ya
todo ganado lo va a tener muy difícil. No creo que lo vaya a tener fácil
ni siquiera con su partido; no es que le vayan a hacer la cama... no me
imagino a nadie haciéndole la cama a Rubalcaba... pero lo tendrá complicado... Y del Rajoy mejor no hablar; ¡menudo tipo! ¡Mentiroso! le diría yo a la cara si le viera ahora mismo".
Aprovecho una parada; me levanto y me cambio de asiento; en dirección
hacia delante también. ¿Al fin! David Gistau y yo solitos. Ha costado.
Pero sigo sin poder concentrarme. El mesías de la barba, el predicador
en el desierto, el analista social, el sabelotodo de antes me persigue.
Es como yo; pero en el metro.
No puedo dejar de pensar en eso; me atormenta la idea de verme sentado
frente a un teclado con barba despeinada que huele a yogur de fresa
mientras escribiendo mis dispares y dispersas sandeces habituales los
lectores hacen como si no leyeran y, sin prestarme la más mínima
atención, no pueden dejar de hacerlo. ¿Es así? ¿Pasa esto en este blog?
¿Verdad que si? ¿Verdad que no? ¿Verdad que soy como el chalao ese del
tren? O alomejor no; alomejor la gente me mira mientras lee, pero no me
ve, me evita.
Soy el chalao del blog . El "Chapas", el "Ciber-Chapas", ¿verdad?
Oye... y si es así... pues con dos cojones.
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Que bueno Míchel, me gusta tu sentido del humor. Espero que algún día pongas por aquí algún relato erótico, que aunque eres periodista también se te da bien escribir ese tipo de literatura jajajja Saludos.
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