Una mujer desnuda mira
desde el calendario de la pared
-ya no confía en los espejos-.
Solo cuenta
sucias historias de hienas.
El atardecer borró
los últimos vestigios
de las canciones antiguas.
Cantaba
cuando la lluvia caía
sobre su techo de adobe.
Cantaba, también,
rayos purgantes de sombras.
Se derrumbaron las nubes
y las semillas.
Entre aristas de carbón cristalizado,
desde el calendario de la pared
-ya no confía en los espejos-.
Solo cuenta
sucias historias de hienas.
El atardecer borró
los últimos vestigios
de las canciones antiguas.
Cantaba
cuando la lluvia caía
sobre su techo de adobe.
Cantaba, también,
rayos purgantes de sombras.
Se derrumbaron las nubes
y las semillas.
Entre aristas de carbón cristalizado,
ella,
ya no canta.
(Amelia Díaz, enero 2012 )
Que gran poema Amelia, esos últimos versos son impactantes. Muchos besos.
ResponderEliminarTriste e injusto destino para tantos...
EliminarAbrazo Amelia.
Excelente descripción de la realidad que vive este pueblo a diario, no lo tenemos que olvidar nunca ni perdonar este desprecio a la humanidad, no hay perdón para los tiranos.
ResponderEliminarGracias por hacernos recordar el sufrimiento al que están condenados desde antes de nacer de un modo tan bello.
Gracias a todos. Estoy escribiendo mi tercer libro e intento mostrar el sufrimiento, hacer una denuncia -utópica tal vez-, pero procurando que sea desde el lado femenino que, en general, tiene mayor dosis de injusticia y sufrimiento.
ResponderEliminarOs agradezco los comentarios. Pero también agradecería las críticas o sugerencias que queráis hacerme.
¡Besos enormes, compañeros!
Amelia, no veo utópica tu denuncia, es tu grano de arena escrito, una parte más de lo que estamos construyendo y, en todo el contexto de injusticia, creo que no existe el género, piensa en los niños que están muriendo a diario en la minas de coltán, por poner un ejemplo, en los cuatro licenciados que se han inmolado hoy en Marruecos por que no ven solución a sus vidas, tu decisión la veo bien, no estoy entrando en polémicas, solamente recordar que por delante de ser hombres, niños o mujeres somos humanos y pienso que tenemos que romper barreras que nos separen para llegar a conseguir la verdadera unidad frente la tiranía.
ResponderEliminarUn fraternal abrazo.
Tienes toda la razón, Miguel Ángel. ¡Mejor sin barreras!
EliminarFuerza!!!
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