lunes, 10 de julio de 2017

la tercera guerra mundial


comenzó, como no podía ser menos
con un ridículo incidente internacional 
que involucró a la casa imperial china 
y el palacio de cristal de uzbekistán;
los uzbekistanos celebraban el día de la independencia
china mandó un regalo a través de su embajada
el regalo venía dentro de una caja envuelta
en papel de celofán rojo y un moño azul
mayumi, la hija de 6 años de los duques de uzbekistán
abrió la caja y en su interior encontró
un pequeña lagartija colombiana
mayumi soltó un grito y se cagó del susto
-nunca había visto una lagartija excepto
en alguno de los episodios de dora la exploradora-
uzbeksitán consideró aquella broma de mal gusto
como una afrenta contra sus valores cívicos ancestrales
un escarnio a sus inflamados baluartes patrióticos nacionalistas
un ominoso ultraje a la pureza de la identidad milenaria de la raza uzbekistana
y en consecuencia le declaró la guerra a china:
un minuto antes de la medianoche del día de su independencia
las fuerzas armadas de uzbekistán -consistentes en tres tanques
25 bicicletas y un renault 5 del 86 con los neumáticos lisos-
partieron de la ciudad capital de tashkent por la nacional 12 y
dieron inicio al trayecto que dos días más tarde 
las llevó a traspasar el límite más occidental de los confines de china;
en beijing, desde luego, no dejaron de utilizar
la violación de su frontera como pretexto 
para enviar hacia uzbekistán un escuadrón aéreo equipado con misiles
que acabó destruyendo tashkent en un parpadeo de ojos;
rusia, pueblo hermano y aliado natural de uzbekistán
intervino en la contienda lanzando contra beijing desde el espacio
un cohete teledirigido cargado con una ojiva nuclear
cuyo impacto aniquiló a 20 millones de chinos de un plumazo;
algunas consecuencias del ataque contra china fueron:
el colapso inmediato de todas las bolsas del mundo
la reducción de los índices de contaminación en el sureste asiático
la actualización en wikipedia de la entrada correspondiente a "beijing"
("ciudad desaparecida del mapa el 10 de julio del 2017...)
en fin, dejémonos de bla bla bla y sigamos con el poema:
dado que el kremlin había movido sus piezas
donald trump tuvo que responder moviendo las suyas:
alguien en un bunker sepultado bajo el desierto de nevada
apretó un botón rojo en un tablero de instrumentos
y dio inicio de esta sencilla manera a la última guerra de la historia;
en el curso de la siguiente media hora
una tupida lluvia de misiles nucleares cayó desde el cielo
acabando con todas las ciudades de la tierra en cosa de minutos
-casi como si fueran briznas de hierba segadas
por la hoja de una cortadora de césped infernal y gigantesca-
la onda expansiva del estallido de las bombas 
arrasó a su paso cualquier ciudad, poblado, caserío, grupito de cabañas,
tienda de acampada, ramada playera, gruta de ermitaño
y los objetos y seres vivos dentro y fuera de ellas y, en general
todo cuanto tuviera raíces o se asentara sobre la corteza terrestre;
al día siguiente de empezada, la guerra finalizó:
aparte de unos miles de cucarachas, algunas ratas mutantes
estreptococos varios y mi amada aurorita y yo
no quedó sobre el planeta ni su puta madre;
para celebrar tan inusitada buena suerte, desde luego
le propuse a aurora que nos echáramos una cogidita;
tú sólo piensas en coger, villa -dijo ella- estás enfermo;
su comentario no me gustó nada, claro
y la ira que me provocó me llevó a precipitarme sobre su frágil cuerpo
bajarle las bragas a la fuerza y poseerla violentamente;
ella se dejó hacer luego de oponer un mínimo de resistencia
pero esa misma noche, mientras yo dormía
cogió un pedazo de escombro y me reventó el cráneo con él;
500 años más tarde
una nave extraterrestre aterrizó cerca de allí;
los alienígenas solo encontraron 
mis huesos y los de aurora entrelazados en un abrazo;
contemplaron la desolación del paisaje dejado por la hecatombe
y hurgaron entre mis cosas y hallaron la libreta
donde en la noche fría y oscura de mi corazón
-y mientras el mundo se caía a pedazos a mi alrededor-
yo le escribía encendidos poemas de amor a aurora;
regresaron a bordo de la nave y en la bitácora de vuelo
correspondiente a ese día quedó asentado:
"breve escala en pequeño planeta desértico 
habitado en tiempos por especímenes de inteligencia primitiva
y estructura ósea formada de materia porosa
causa probable de extinción: una puta cosa de naturaleza indefinida
a la que ellos daban el nombre de amor"

y se llevaron mis poemas al otro lado de la galaxia


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