martes, 16 de mayo de 2017

en méxico sólo sobrevives si te resguarda un escuadrón de swat


por todos lados hay muertos
como si esto fuera la tercera guerra
o un camposanto o auschwitz o una aldea anglosajona
en aquellos tiempos bestiales de las hordas vikingas
o como si flotara en el aire un virus tremendamente letal y contagioso
que deja frito a cualquiera sólo con respirarlo
te encuentras a los muertos en el super
en la ferretería, en el café de la esquina
en mitad de una calle, en el contenedor del multifamiliar
todos los días en las noticias cientos y cientos de muertos
colgando de los puentes, tirados en la carretera
abandonados en los baños de las gasolineras
cuerpos completos, mitades, pedazos
una cabeza sin ojos, un pulgar mordisqueado por las ratas
un fémur, un codo, una vértebra
caen del cielo, brotan de la tierra, salen de repente a flote
en cloacas, charcos, lodazales, ciénagas
como si fueran pedazos de mierda que no se deshizo por completo en el agua;
ya no sabe uno qué hacer con tantos muertos:
entierran a doscientos y a las tres horas hay doscientos más
incineran a quinientos y a media tarde ya aparecieron otros 500
muertos a navaja, a pedradas, a balazos
rafagueados con ak 47, desintegrados con lanzagranadas
ahorcados, empalados, desmembrados
lanzados de un avión, arrojados desde el techo de un edificio
aplastados a martillazos, desgajados a machetazos
convertidos en picadillo con todo y huesos
que luego sirve para alimentar a cerdos y mascotas
aquí uno vive esperando la hora
en que cualquier hijo de la chingada aparezca de repente de la nada
y le rebane a uno el pescuezo sólo porque al pendejo se le hincharon sus putos huevos
uno vive dudando si salir de su casa
entrar a una tienda, visitar a la abuela, detener el coche en un semáforo en rojo
subirse a un camión, cruzar el parque, meterse a cagar a un macdonalds
meterse a tomar una puta cerveza en el bar de la otra calle
uno vive pensando en las putas probabilidades de toparse
-al doblar la esquina, en el estacionamiento del banco o comprando condones en la farmacia-
con un sicario, un secuestrador, un matón drogadicto
que te pondrá una pistola en la cabeza y, dependiendo de la alineación de los astros
-o quizás de la cantidad de veces que su puta madre se tuvo que prostituir para darle de comer-
te meterá un plomazo en el cerebro o se contentará tan sólo con tumbarte los dientes y el reloj
uno vive con psicosis de guerra
uno vive con los huevos hasta el cuello y cagado de miedo
uno vive resignado a que tarde o temprano se la van a meter doblada por el culo
y que si le sacan sólo un poco de mierda sin sacarle además las putas tripas

en cierto modo podrá considerarse afortunado




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