domingo, 28 de mayo de 2017

cuando el amor se convierte en necrofilia


enamorado hasta las trancas de suzette
me casé con ella un radiante sábado a mediodía
ninguno de sus amigos asistió a la boda porque todos llevan muertos varios años
tampoco fue ninguno de mis amigos porque todos están presos o andan huyendo
suzette vestía bata blanca de hospital, pantuflas y pañal ultra reforzado
y se había puesto una peluca porque la quimioterapia le había hecho perder el cabello
"¿estás seguro de querer casarte comigo, villa?"
me preguntó momentos antes de que diera inicio la misa
"es lo que más quiero en el mundo, mi amor";
entramos a la iglesia tomados de la mano
suzette en su silla de ruedas motorizada con un soporte metálico elevado
del cual colgaba una botella con suero intravenoso y paracetamol que
fluía hacia la vena en su brazo a través de una sonda plástica,
y yo caminando a su lado mientras la música del órgano invadía el sagrado recinto;
se suponía que el puto sacerdote estaba enterado
de que suzette, a sus 89 años, enferma terminal de cáncer de pulmón, artrítica, incontinente
aquejada de parkinson, arritmias, mal de hutchinson, esclerosis galopante etc
no estaba en condiciones de aguantar el tipo más allá de unos pocos minutos
y que por tanto lo más recomendable sería que despachara el asunto lo más rápido posible,
pero el hijo de la chingada, sin embargo, aun viendo cómo se retorcía suzette de dolor frente a él
se puso a lanzar un puto discurso de más de media hora
acerca de "la nueva etapa de ilusiones que ahora comienza
para nuestra querida hermana suzette y su apreciable compañero josé villa"
cuando por fin acabó con el puto rollo y se dispuso a darnos la comunión
suzette ya había comenzado a sufrir un ataque de apoplejía
y la cara se le había puesto morada y se estaba convulsionando
"¡métele la puta hostia en la boca antes de que se infarte!"
le grité al pendejo mientras con la mano le sujetaba la quijada a suzi para que dejara de temblarle
y le introducía dos dedos entre los dientes para mantenerle despegados los labios;
el ministro de dios se apresuró a meterle una hostia en la boca
y murmuró "el cuerpo de cristo" antes de ofrecerme a mí otro de aquellos delgados discos de harina
-"los declaro marido y mujer pueden ir en paz la misa ha terminado amén"-
afuera de la iglesia había una ambulancia esperando a suzette
la subieron a una camilla y le inyectaron alguna cosa y le colocaron un respirador en la cara
subí con ella a la ambulancia y le pedí al paramédico que se pasara a la cabina del conductor
"pero la paciente está agonizando -dijo- tengo que monitorear sus variables"
"acabo de casarme con ella, cabrón, y este puto viaje al hospital es nuestra luna de miel"
le quité el pañal a suzette y me desabroché la bragueta y me puse un poco de vaselina en la verga
y la metí lo más adentro que pude en aquel orificio reseco y apergaminado y luego estuve
los tres o cuatro minutos siguientes dándole matraca a mi flamante esposa

pero por mucho que me di prisa, cuando por fin me vacié ya suzette no estaba más allí



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