martes, 21 de junio de 2016

apuntes sobre la soledad


no entiendo la razón subyacente a la fobia
que la gente le tiene a la soledad;
no entiendo esa maldita manía que tienen
mis parientes de llamarme por teléfono
para invitarme a las putas reuniones familiares de los domingos
y aprovechar la llamada como quien no quiere la cosa
para volver a recordarme que "estar solo no es bueno"
que "vas a terminar loco si sigues empeñado en vivir de esa manera
empinando el codo día y noche metido en tu puto cuchitril";
tampoco soporto a mis viejos e ineptos amigos
-en su mayoría náufragos en el mar del abandono-
que vienen a verme a la casa sin que nadie los invite
y pretenden que pierda mi tiempo oyéndolos quejarse
del aislamiento que sufren, de la indiferencia de que son objeto
por parte de sus conocidos y allegados,
para volver luego a recaer en el viejo tema
de aquel maravilloso ayer cuando fuimos jóvenes y bellos
y teníamos la verga parada todo el tiempo
-"villa, tengo esta botella de whisky"
"métetela por el culo, pendejo"-
no soporto, cuando estoy sentado en una puta banca en el parque
rascándome los huevos sin pensar en nada
-y mirando a las putas palomas comer
los pedazos de pan que algún vejestorio medio alelado les arroja al suelo-
que cualquier desconocido, no obstante el hecho
de abundar bancas vacías alrededor
venga y se siente a mi lado y me dirija la palabra
para decirme alguna estupidez del tipo "bonito día, ¿eh?"
como si la puta belleza del día fuese motivo suficiente
para que uno tenga que trabar conocimiento
con el primer solitario marginal que llegue
y que además esté obligado uno
a servirle de amable interlocutor para que así
el pendejo pueda por fin verter al exterior
las tribulaciones que ensombrecen su alma
-¿por qué no se inscriben estos hijos de puta a un foro de poesía
y se lanzan a escribir tremebundos y desgarradores poemas -como lo hago yo-
a través de los cuales le hagan conocer al vasto mundo
el gran dolor que los embarga, la infinita soledad que los atormenta,
los horripilantes traumas que su infancia a cargo de una madre teivolera
y un padre alcohólico y golpeador les propinó etc etc?-
otra cosa que me caga y no soporto
es cuando mi ex mujer viene a verme
y me dice que se siente sola y que está arrepentida
de haberme puesto los putos cuernos y propiciado con ello
que nuestro matrimonio terminara yéndose a la mierda
y me pregunta si acaso todavía, 14 años después
no he podido perdonarla, y si no podría tal vez
darle otra oportunidad, olvidar lo pasado
y comenzar de cero como si no nos conociéramos
-"esta vez sería distinto, villa, te lo juro"-
lo que no se le ocurre pensar a la pendeja
es que no se trata de perdonarla y pasar por alto
el hecho de que en esos 14 años transcurridos
la muy puta se haya acostado con uno de cada tres cabrones
mayores de 15 y menores de 99 residentes en el municipio
-en realidad me da lo mismo-
sino la triste realidad de que mientras tanto
ella se puso vieja y se le jodieron las tetas y se le jodió el culo
y ya no me la pone tiesa, ni aun estando alcoholizado,
la idea de ponerla a gatas o que me la chupe
-"ni volviendo a nacer, regresaría contigo, edoclovia"-
desde luego, yo también me convertí en un viejo
y muchas veces me siento solo y triste y jodido
y me llega a seducir la idea de poder encontrar
a una hermosa chica de veintitantos que quisiera vivir conmigo,
que me hablara de sus sueños y ambiciones,
y que llenara de luz y calor con su belleza y simpatía
la lóbrega esquina donde transcurren mis días
(siendo francos, lo que de verdad quisiera
es tener alguien que fuera a comprarme cerveza aquellas mañanas
en que amanezco tan resacoso que ni siquiera consigo
arreglármelas para salir de la cama,
y que cuando me llevara la cerveza a mi cuarto
se pusiera a chuparme la verga mientras yo me despacho las heladas)
bueno, en fin, lo que quiero decir es lo siguiente:
que no por sentirme a veces triste y abandonado como un perro sarnoso
se me ocurriría andar haciendo el papelito
de buscar e importunar a las jovenzuelas que conozco
confiando en que alguna de ellas quizás pudiese padecer
alguna especie de morbosa debilidad mental que la llevase a preferir
coger con putos vejestorios medio alelados como yo
-bien sea quizá porque este tipo de sujetos le recuerden a su padre
bien porque guarden cierto parecido con el pederasta que las violó a los 12-
tampoco, nunca, en aquellos casos
cuando la soledad se me llega a volver una carga insoportable
recurro a presentarme sin ser invitado a la casa de nadie,
ni abordo a los desconocidos en el parque o la parada del camión,
para procurarme, con un simple intercambio de banales frases acerca del clima
o la evocación alcoholizada de una época ya perdida para siempre
una efímera y ficticia sensación de pertenencia social,
un burdo soporte de autoengaño para apuntalar ante mi conciencia
la endeble hipótesis de que soy un solitario por convicción
de que me gusta estar solo y dormir solo y hablar con la pared,
y de que no soy ni he sido nunca en realidad
-¿por qué será tan difícil enfrentarse a la puta verdad verdadera?-
sencillamente un puto marginal inadaptado,
un sociópata desprovisto casi por completo de empatía,
un triste sujeto con personalidad alcohólica
que sólo establece lazos de conexión emocional con otros seres
en razón directamente proporcional
a la cantidad de tragos que lleve encima,
y que busca la soledad más bien como un refugio
donde atenuar el devastador efecto de desgaste psicológico
que su fobia a la gente, combinada con la cercanía
de cualquiera de sus semejantes le produce...

y eso fue todo por hoy amigos, hasta la próxima semana
cuando volvamos con otro emocionante capítulo de su radionovela favorita:

vida y milagros de un puto borrachín solitario de mierda



1 comentario:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...