sábado, 26 de marzo de 2016

cosas que extrañaré cuando me muera (2)


despertarme a esa hora imprecisa
de la madrugada {donde todo está oscuro y no hay manera
de saber si falte quizá sólo un minuto
para que amanezca o tal vez ni siquiera pase todavía
de la medianoche} con el cerebro aún sumido
en las nieblas del alcohol, y encontrarme
con que estoy tirado en el piso de cemento de la calzada
que conduce al muelle, no lejos de
la playa de los maricones, descansando encima de
un charco de algo que huele a mi propio vómito
{"otra vez" pienso "otra vez mi puta necedad
de querer demostrar que soy el más verga de todos a la hora de
chupar"} y encontrarme además con que
al llevarme la mano al bolsillo trasero de las bermudas, donde suelo guardar
la cartera, advierto que al parecer
me robaron las putas bermudas y ya ni se diga
la cartera, además de
las chanclas y la camisa, dejándome por tanto
en los puros calzoncillos, tumbado inconsciente y borracho
al lado del tronco de una palmera, mi cuerpo semidesnudo
allí despatarrado como un perro al que acabara
de atropellar un camión, abandonado y expuesto a ser violado
por alguno de los muchos putos y drogadictos y especímenes pertenecientes a
la escoria de marginales que frecuenta la zona {y en la cual zona, por cierto
se tiene por ley no escrita que
"si no te has largado de aquí cuando se ponga el sol ,
cualquier cosa que te pueda pasar es problema tuyo"}
y aunque ya perdí la cuenta de las veces
que por un patológico afán de vivir experiencias auténticas o
como quieras llamarle, he terminado
golpeado, robado, hospitalizado, cagado y hasta encarcelado
volver a decirme ahora, igual que me dije siempre
cada vez que me desperté completamente apendejado y embrutecido y sintiendo la cabeza
a punto de estallar por los efectos de la resaca
{invariablemente sin dinero para meterme a un bar y seguir tomando ni
para pagar el taxi y ahorrarme la caminata de regreso a casa}
decirme como si esa fuera una maravillosa razón para justificar que un cabrón como yo
-vejestorio alcohólico y arruinado que a estas alturas
ya debería estar encerrado en el geriátrico municipal-
sea tan pendejo como para ponerse a chupar alcohol de farmacia
con un grupito de golfos delincuentes hijos de la chingada que aprovecharán la oportunidad
para drogarlo y hacerlo perder el conocimiento y despojarlo del dinero y la ropa;
decirme, entonces, ya de pie y mientras me dirijo tambaleándome
hacia donde se escucha la reventazón de las olas sobre la playa
"oh, bueno, pero por lo menos
ahora ya tengo alguna mierda de la cual escribir"

como si ya con eso te resarcieras un mínimo de tu puta vida fracasada


1 comentario:

  1. Está bien que compartas tu puta vida fracasada con las nuestras y al menos aprendemos lo que no debemos hacer jajaja. Besito villita.

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