domingo, 14 de febrero de 2016

la importancia de hallar un buen pretexto


si estás encabronada porque anoche
no acudí a la cita que acordamos
debo decirte que no fue la desidia o haber olvidado
que habíamos quedado que te llevaría a cenar
y luego a un hotel a coger para celebrar el puto san valentín de los cojones
lo que me hizo quedar mal contigo
-tampoco haberme largado con las putas-
sino el hecho de que ayer muy temprano en la mañana
-serían alrededor de las 5 30 am-
y reinando en el exterior una temperatura cercana a los cero grados
me levanté de la cama para salir a mear al patio
y al no cubrirme el torso, que llevaba desnudo
la gélida caricia del viento hizo que se me enfriara y contracturara
no sé qué puto nervio en la región lumbar
desatándose con ello, en el área en cuestión y alrededores
un agudo ramalazo de dolor que
por poco no me reduce a la más absoluta inmovilidad
y a quedarme tieso y congelado como una jodida escultura de hielo
a la intemperie, junto a un charco de meados humeantes
recién desalojados de mi vejiga;
cedió, sin embargo, con los minutos, ligeramente
la intensidad del brutal espasmo que me recorría el espinazo
y pude así entonces, deslizándome apoyado contra el tronco
del escuálido arbolillo que crece solitario
en ese rincón del patio
acabar a cuatro patas sobre el frío piso de cemento
y volver a mi cuarto gateando como un puto perro recién atropellado
para meterme en la cama y quedarme allí tendido
el resto del día y hasta hoy en la mañana
(cagándome en ese lapso dos veces y mojando algunas más
el puto colchón; y además
viéndome imposibilitado de contestar ninguna
de las 20 llamadas al celular que me hiciste a lo largo del día
porque el puto aparato lo había dejado en la cocina)
en que me encontré ya un poco menos rígido y pude moverme;
después de limpiarme y cambiar los cobertores cagados
y habiéndome ya tomado un café y unas galletas
decidí escribirte esta nota sabiendo que si te llamo
me colgarás el puto teléfono no sin antes
refrescarme la madre y decirme
que ni se me ocurra volver a llamarte y que ya no quieres
saber nada de mí

¿me perdonarás por ser hoy el día de los enamorados?

-eres un puto cabrón mentiroso, pinche villa:
me dijeron que ayer te vieron chupando en ese puto congal de las afueras
y que tenías a dos putas sentadas en tus piernas y sobándoles las tetas

-deben haberme confundido con otro, mi mariposita soñadora del amanecer;
además ya sabes que a la gente le fascina inventar 
toda clase de ridículas historias francamente delirantes 



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