lunes, 9 de marzo de 2015

LA MALQUERIDA

lunes, 9 de marzo de 2015

Cobija de oso

Todas las mañanas es lo mismo. Natalia llega hecha un ovillo. Cubierta de pies a cabeza con la cobijita de oso no quiere saber nada de mí. No acepta que me le acerque ni que le hable. Como la entiendo perfectamente me le acerco y le hablo. Me manda al carajo antes de yo termine de preguntar cómo amaneció. Sentándome junto a ella, le comienzo a acariciar la cabeza despeinada. -¡Tú, déjame!- dice y me avienta la mano. Yo sigo en lo mismo. De verdad la comprendo. ¿A quién le gusta despertarse para ir a la escuela? No a La Bella.

Le pregunto cómo amaneció, si desayunó o quiere que le prepare algo. Voy rompiendo la aspereza para conmigo. Pido que me ayude a poner la mesa. Quitándose la cobijita de encima pregunta si le puedo dar leche. Vamos avanzando.

Sirvo el desayuno, pide que el abuelo la acompañe. Dando las ocho de la mañana aprieto el botón de ¨apúrate que se hace tarde¨.

Bañarla, bañarme, vestirla, vestirme, peinarla, peinarme, perfumarla, perfumarme. Todo esto con Natalia brincando, cantando, llorando, ríendo, jugando, besando perros, midiéndose ropa, escogiendo perfume, bolitas para el pelo, calcetines, zapatos. 
Cuando mal me va, es cuando hace berrinche porque quiere llevarse puesta la playera negra con la imagen de una esqueleto fluorescente. ¡Por favor abuelita! ¡Por favor! Me la quiero llevar.  
-Pero Natalia la miss nos va a regañar- digo consternada. Si yo soy necia, La Bella me gana. Acepto que se la lleve, ya me tocará lidiar con la miss.

Hay días en que al cinco para la hora no se deja peinar. ¡Madre de las greñudas ampárame! Y yo con el puto temblor. 

Cuando bien me va, se lava los dientes obvio mientras le canto la cancioncilla de cómo lavárselos. Se deja peinar -siempre termina con las coletas chuecas pero peinada va, qué carajo- toma el peluche que esté a la mano y gritándole al abuelo que suba por ella terminamos los preparativos.

Marchémonos a la escuela. ¡Cinco para la hora! ¡Vámonos abuelita, ven conmigo!

(Esta es la parte difícil) 

La pastilla no ha hecho efecto y no puedo caminar. ¡Corre, vete aí voy detrás de ti, corre! ¡Abuelita dame la mano! No mijita se hace tarde corre. Abuelita corre si puedes. Corre con tu abuelo, me esperas en la puerta. Mientras van caminando de prisa maldigo a mis putos pies por no obedecer. Han llegado a la escuela. Natalia se niega a entrar hasta que no llegue yo. -Es tu decisión- le dice Barry a la niña. -entras o esperas a tu abuela- dice sereno.

La niña se queda pensando. Todavía estoy lejos pero me puede ver. Levanta su manita diciéndome adiós y entra a la escuela.

No llegué otra vez para despedirla pero la acompañé. Natalia ve el esfuerzo que hago y sé que lo agradece. 

Puedo asegurar que la imagen que guardé hoy de ella esperándome y yo batallando con el bastón para alcanzarla, no se le olvidará jamás como a mi tampoco.

¿Quién puede en este 9 de marzo quedarse tirada llorando su infortunio? Yo no.

Había elegido este día pasarlo de noche encerrada en mi cuarto oscuro pero no puedo, no quiero. Natalia no lo merece.


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