ya cerca de mi ocaso, vida, me chupa un huevo...

empecé a escribir poesía siendo ya un puto
cuarentón amargado, casi alcohólico, con dos
divorcios a cuestas, una excedencia laboral indefinida autoimpuesta sin
derecho a sueldo, subsistiendo apenas
de una escasa renta sobrante de cierta herencia
recibida a mitad de mis treinta y que dilapidé
en menos de un año de juergas burdeleras y la estúpida adquisición
de un bmw convertible que terminé haciendo mierda
a las dos semanas chocando ebrio y drogado cuando un puto árbol
no se quitó de mi camino al verme perder el control
salir de la calzada y acto seguido ir a empotrar mi lujoso bólido
contra aquel añejo tronco suyo más duro que una puta piedra;
empecé a escribir poesía en una especie de arranque neurótico
para compensar quizá mi falta de huevos a la hora de tomar la decisión
de mandar todo a la mierda vía
un buen plomazo dirigido a la tapa de los sesos;
¿qué me queda por perder? pensé entonces
y a continuación me puse a darle a este jodido asunto de la poesía;
desde esa época ya han pasado algunos años,
lo que escribo ahora sigue siendo casi la misma mierda
que escribía en aquellos tiempos primerizos,
mis temas no han cambiado demasiado: las putas, los bares
las vidas jodidas de los hombres del montón,
el anhelo imposible de ser satisfecho nunca
de poder cogerme al mejor culo que exista sobre la tierra;
hace rato que me percaté de sobra, por otra parte
de que nunca voy a llegar a ser uno de esos poetas que te cagas
-ni siquiera uno de esos otros que,
si bien quizás no te cagas, al menos
publican de vez en cuando un librito y son admirados por sus vecinos-
sin embargo, la verdad es que no pienso demasiado en eso;
la poesía me ha servido como válvula de escape y estoy convencido
de que una vez cumplida esta función, no existe nada más
que deba serle exigido así como tampoco es preciso
tomarse muy en serio las pendejadas que algunos poetas
podamos llegar a plasmar en una hoja de papel sobre todo si
en el fondo sólo nos estamos autoaplicando al recurrir a ello
una suerte de terapia mental para mantener a raya la sinrazón;
parafraseando a miado nervio, poeta maricón de mi tierra
"ya cerca de mi ocaso, vida, me chupa un huevo
haber sido un tipo cuya existencia no sirvió de nada
un cabrón que no vino a este mundo a otra cosa que no fuera
buscar la forma de cogerse a una o dos putas cada fin de semana
tomarse todo el alcohol que se pudiera y trabajar cuando de plano
no quedara más remedio o apretara el hambre
así como me chupa el otro huevo haber terminado siendo
un jodido poeta realista perteneciente a la rama más podrida del
árbol bukoskiano etc etc"
el poema de miado nervio dice desde luego otras cosas:
que si el hombre es el arquitecto de su propio destino
que si las noches lozanas y las noches de abril y mayo
que si lo amaron y a su vez él también amó;
recuerdo que de chico mi abuela solía recitarme el puto poema
-"a ver si le tomas el gusto a las cosas hermosas, pepito"-
yo no entendía gran cosa, pero veía que a mi abuela
le asomaban un par de lágrimas mientras declamaba aquellas
altisonantes frases con su voz amable y susurrante;
ella tiene ya bastantes años de haberse muerto;
a veces, mientras me emborracho en mi cuarto
pienso en los días de mi niñez, en la vida que pasa y no regresa;
pienso también en mi abuela y la vuelvo a ver joven y vestida
con uno de aquellos largos vestidos estampados de flores que usaba;
¿qué diría ella si un día de estos resucitara y viniera a verme
y yo le diera a leer algunos de los poemas que escribo?

mejor que se quede muerta allá donde esté