la poesía es asunto de psicópatas y degenerados sexuales

qué bien se siente
aquellas veces, cuando
si de pronto, inadvertidamente
-ocurre así el 99 % de las veces-
se te prende el foco y en tu cabeza
aparece de la nada una frase o
una idea con la que sabes que podrías
componer un buen poema -un
poema relativamente aceptable-
y que sólo tienes que anotar esa frase
o esa idea
para que no se pierda;
tú, sin embargo, no lo haces
no lo haces porque sencillamente no se te hincha un huevo
o porque tal vez estás resacoso
o viendo el futbol o a lo mejor tu muñeca inflable
te está haciendo una mamada
el caso es que no anotas la puta frase ni te esfuerzas en
memorizarla siquiera
y aun es más: no contento con eso además te dices
"que le den por el culo al puto poema"
"y a la poesía que le den por el culo"
"y a todos esos pedorros mariconcetes que van por ahí jodiendo
con sus mariposas y atardeceres y mi amor es infinito como el cielo:
que les den por el culo a todos esos"
y se siente bien
se siente de puta madre y tiene la ventaja
de que no necesitas
poner a trabajar tus pobrecitas neuronas en hallar las palabras adecuadas
las palabras correctas
(ni perder quién sabe cuánto tiempo en tal actividad)
que te servirían para plasmar otro de tus pringosos poemas que
ni maldita la falta que le hace a nadie leer 
y, en lugar de ello
ocuparte en instruir a esa eternamente torpe aprendiz de puta
-aurora, tu vieja muñeca inflable-
acerca del ritmo exacto con que, cuando te la chupan
logras alcanzar un aceptable orgasmo...

¿y ahora qué excusa me vas a dar, ramera de quinta,
para no haberte querido tragar el semen?