lunes, 5 de enero de 2015

LA MONSTRUACIÓN

LUNES, 05 DE ENERO DE 2015
Hacía un día espléndido. El sol brillaba en un cielo despejado de un precioso color azul, y era un día tan bueno como cualquier otro para decirle que lo haría.

—He acabado —dije cerrando el libro con un suspiro, y dejándolo en la mesita junto al revólver. Levanté la vista para admirar, por última vez, su bonito cabello multicolor tan lleno de vida—. Cuando acabes con eso, avísame. Solo entonces empuñaré la pistola y te descerrajaré un tiro entre ceja y ceja.


Estaba junto a mí, con los ojos cerrados y abrazando con los dedos el filo incisivo de un cuchillo. Al oír aquello me miró y se detuvo. La sangre apareció de su puño en un fino hilo que descendía lentamente por el antebrazo. En sus ojos había un poso de cierta extrañeza, como si en un primer momento me creyera incapaz de semejante acto. Dispárame al terminar, me dijo varias veces, en un pasado preñado de mutilaciones, hilvanado de hebras encarnadas. Y yo empezaba a estar harto de tan sombrío dictamen y de aquellas estúpidas crisis existenciales. Acerqué mi mano y le acaricié una mejilla.


—Tranquila —le dije esbozando una sonrisa—, con una sola bala bastará. No pienso fallar.




Regurgitado por Cabronidas 

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